Se dan por supuestas las relaciones de Carranza con Valdés, como una condición inevitable en y por todo el proceso; se da por supuesto también la luteranización: se obvia que antes de Trento el ambiente teológico era muy distinto, y que discutir de ciertos temas no implica obligatoriamente su adscripción; en todo caso, hay una caza por parte de Valdés implacable: busca un papel, de Valdés y Carranza; hubiera sido un gran éxito. Uno es Juan Valdés, el otro el inquisidor general.
En la primera acusación del fiscal se dan dos alusiones claras al respecto “...dio in scriptis a sus discípulos cierto documento e instrucción para la inteligencia de la Sacra Escritura la cual contenía muchos errores y herejías de Lutero y Calvino, de los cuales el Rvmo Arzobispo no podía pretender justa ignorancia, pues era letrado y teólogo “
La primera mención a Valdés en relación con Carranza es en agosto de 1559. Fue fray Domingo de Rojas, censurando a Carranza, por afinidad del lenguaje con el luterano.
Resulta que le confirman datos Seso y cuadrilla.
Rojas anota el detalle de que por entonces (1539) ni Carranza ni sus alumnos tenían por luterano a Valdés.
Fray Luis de la Cruz, antes de volverse loco en la prisión, también se refiere al papelito, fechándolo en 1539.
Encontrado el papel, el inquisidor general ordena un examen por parte de Fray Domingo de Rojas y de Fray Luis de la Cruz.
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