Debo partir en misión rutinaria a Stalinamérica. La semilla sembrada por mí misma hace años, dio los adecuados frutos que germinan imparables repoblando la tierra de semilla revolucionaria y fervor socialista: el proletariado sabe que es inevitable el triunfo científico del socialismo. Pero las pequeñas desviaciones pequeñoburguesas pueden retrasar el inevitable camino de la historia. Si bien el antiguo y reconvertido agente de la CIA no soporta el implacable paso del tiempo (no tuvo la previsión de perpetuarse como hizo la primera Seminova) deja el timón momentáneamente en las manos de su desviado hermano, que creíamos que no iba a ser más que un tonto útil de poca vida: su resentimiento y desviación sexual han sido eficaces elementos debidamente encauzados para el avance de la revolución. Pero debo preparar la tierra para que la semilla siga germinando sin error ni dilación en su imparable avance.
El desviado ha esparcido la semilla por sus medios poco ortodoxos (y merecedores de reeducación en cuanto deje de ser útil) pero no por ello ha dejado de ser eficaz: la implacable labor de los agentes del NKVD con sus contactos y captaciones hechas desde su perversión ha permitido que el imparable avance de la revolución se haya asentado con firmeza en Stalinzuela, con un tonto útil que hace el trabajo sucio para que el siguiente paso lleve a la koljosianización de la producción; hay que mantenerlo en su cargo y hacerle ver su importancia, y su valor imprescindible: como todos los tontos útiles creen ser únicos y los líderes naturales, sin pararse a pensar que sin el gran Stalin jamás habrían podido ni existir: nos interesa esta perversión y que no sea reeducado, pues sus continuos errores nos benefician, a la vez que desconciertan al enemigo. La red de agentes debe perseverar en su trabajo y simplemente dejar al tiempo que asiente el natural proceso de instalación del politburó. Mientras, hay que seguir dejando creer al tal Chávez, H. que es la reina del carnaval: las desviaciones de los tontos útiles siempre pueden ser hábilmente manipuladas a nuestro favor, por el avance de la revolución.
Lo implacable del proceso iniciado por la revolución hace años, de la cual yo sólo soy un humilde instrumento, ha generado, más que una tierra para sembrar, ya frutos que emergen desde el lumpenproletariado a las más altas cimas del poder burgués para entregárselo al pueblo. No podemos permitir que el error cometido al alentar el afán de protagonismo del excamarada Allende vuelva a repetirse: su desviación del dogma hacia posiciones claramente revisionistas con tendencias trotskistas hicieron fracasar el gran avance que habíamos obtenido en Chilenin; ahora, el lumpenproletariado elevado a las más altas cimas del poder Burgués quiere cambiar el nombre al koljós de producción de la necesaria drogaína revolucionaria por el de “Evobolivia” en claro homenaje de él a sí mismo, cuando el koljós claramente está orientado ya la causa koljosiana de la producción revolucionaria: esos pequeños detalles pueden dar elementos de ataque al enemigo fascista y opresor, y los koljós como todo el mundo sabe eligen su nombre democráticamente en el comité koljosiano, atendiendo siempre a las sugerencias voluntariamente obligatorias del politburó.
Reordenaré la red de agentes infiltrada con los adecuados cambios revolucionarios, e insertando los nuevos elementos necesarios. Antes de mi vuelta, quiero pasar unos días en Buenos Aires Revolucionarios para ver como progresa nuestra inserción desde el montonerismo en la estructura burguesa protofascista para transformarla en un koljós de producción socialista, necesaria para el inevitable triunfo de la revolución.
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