Carta del arzobispo al Dominico Fray Luis de la Cruz. Demuestra dos cosas: que Carranza conocía los manejos de los inquisidores, y que los inquisidores pudieron saber antes de determinar la prisión que el arzobispo no ignoraba los pasos que ellos iban dando. La carta nos revela además del hecho esquemático, todo el clima de tormenta que conscientemente iba viviendo durante estos meses el propio arzobispo.
La carta se refiere a la censura que sobre el catecismo había dado Fray Domingo de Soto.
Devela un puritanismo teológico, rigorista; descabellado para Tellechea; Está hablando del rigore ut jacent y las calificaciones de Domingo de Soto.
“hagan lo que Dios les ayudare, que yo a él lo he de remitir todo. Y tras esto no dejaré de escribir a Roma y a Flandes donde quizá lo mirarán con otros ojos que en Valladolid”
Esta carta se obtuvo mediante secuestro de los papeles de Fray Luis de la Cruz el 16 de agosto de 1559.
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