El fragor de la acción directa no debe hacerme olvidar ni sería científico que no reflejara los avances intelectuales y las aportaciones teóricas al desarrollo socialista de la camarada Seminova: como buena revolucionaria, eficaz y obediente en la acción directa, es una intelectual libre y creativa a la par que emocionante y plural en sus convicciones: todas las metáforas y quiebros en sus sistemas argumentales conllevan la validez, eficacia y, por tanto, único instrumento válido del materialismo histórico como herramienta de trabajo revolucionario; abundan en las honduras de la bondad del inevitable socialismo, así como ahondan las contradicciones del enemigo fascista desorientado y a punto de ser abatido.
He tenido acceso por los papeles de la universidad socialista libre de Stalingrado a poder revisar una copia de su tesis doctoral, que en su humildad revolucionaria no quiso que fuera publicada, para no desviar la atención del proletariado de las obras del Timonel en la tormenta, a pesar de su indudable calidad científica.
La camarada Seminova se doctoró en biología revolucionaria con la tesis titulada “La evolución es la revolución” dirigida en persona por el Dr. Lysenko, en la cual demuestra, de manera categórica e inflexible a la par que pedagógicamente impecable, que Darwin realmente era un fascista conservador que bajo la apariencia de una oposición al enemigo clerical y opresor realmente daba armas para su perpetuación: no sólo desenmascaró al fascista de Darwin, sino que además escribió las ecuaciones que demuestran que dado que como socialistas somos la raza superior debemos imponernos, aunque dejó el desarrollo de estas tesis a su admirador y sucesor, camarada Blum.
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