El 26 de agosto se presentaba a Fray Domingo el manuscrito atribuido a Juan de Valdés para su reconocimiento. Lo examinó y atestiguó su autenticidad, y para ganar meritos ante sus jueces hizo una censura teológica.
El había pedido el de Juan Sánchez y le enseñaron el de Fray Luis de la Cruz... Lo da por cierto aunque le parece que la letra es de fray Luis de la Cruz.
“cualquiera que tuviera noticia del lenguaje de Lutero y sus secuaces conocerá por suyo el lenguaje de esta consideración”
Lo más claro es que fray Domingo estaba muy al tanto de lo protestante y deja translucir la lectura de Calvino.
La víspera de su muerte quiso disculpar al arzobispo de toda culpabilidad.
Este hombre vivió el temor intensamente, le nubló el juicio su prisión.
Simultáneamente se le pedía declaración a fray Luis de la Cruz: este dice que no sabe si la escribió Miranda, Valdés o algún otro.
Con mucha perfidia el tribunal va jugando con las pruebas, cambiando y poniendo, no en la busca de la verdad sino en la certificación de su decisión ya tomada.
7 comentarios:
A medida que voy leyendo, creo intuir con mayor claridad en qué consistió la crisis espiritual que se refleja en nuestros autores del siglo de Oro.
Mi tesis es que Felipe II acabó con la España medieval, para lo que contó con la inestimable ayuda de clérigos como el inquisidor Valdés. Cosas como esta que le ocurrió a Carranza se me antojan inverosímiles en épocas anteriores de la historia de España, por más que la madera del personal fuera la misma en cualquier época histórica (algo de lo que no estoy tan seguro).
Valdés estaba contra la reforma.
¿Qué reforma? ¿La Reforma?
La que inició Cisneros; la iglesia se estaba reformando desde dentro desde España e Italia para cuando aparece Lutero ni siquiera es original.
Bueno, pero la reforma en España estaba más centrada en las órdenes religiosas, no tanto en otros ámbitos eclesiales. De hecho, las tesis sobre residencia episcopal de Carranza en Trento no sentaron bien a algunos ni en Italia ni en España. Evidentemente, Valdés fué uno de los menos proclives.
A la postre, mi sensación es que esa deseo de reforma que nació en las órdenes no terminó de extenderse a la jerarquía ordinaria por:
1.- las atribuciones regias arrancadas al papado favorecen el ambiente "palacieguil"
2.- la explosión del luteranismo (con todas sus consecuencias políticas) hace que el foco se ponga en el combate ad-extra, no en la reforma ad-intra. Y esto, como digo, favorecido por el rey.
Nace de la Suma Teológica, se desarrolla por personas, ahí está la batalla: un franciscano conventual era como un marqués; un franciscano mendicante era el que atendia a la gente.......
La cosa cambiaba, eran muchos los que seguía a Aquino, y a Erasmo, el proceso de reforma de la iglesia no emepzó en Trento.
Y ojo a los reyes, que más hicieron por confundir y dejarse llevar y mirar de lado que por aclarar.
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