martes, 18 de agosto de 2015

saucius patriciæ dominum

De tener término municipal, Buñol ha pasado a ser un municipio terminal.
A la vista de la historia, el proceso es visible: había una pujante burguesía, que generaba beneficios en trabajo para el pueblo…..y que criaba a sus hijos en las mismas escuelas que iban los obreros: de tal modo, no había fractura social y en lugar de envilecerse el encorsetamiento ceremonial, tendía a una permanente mejora; desde la infancia, permeaba el esfuerzo, el trabajo, la educación, e iba calando hondo hasta marcar una generación de hijos de obreros que hicieron el “cambio de estatus social” y Buñol no estancaba a nadie en una situación social o económica por generaciones. Todos prosperaron; Buñol daba gusto, y las fiestas eran un esplendor de genio, belleza y elegancia sobria, y educación en todo.
Y ahora, los hijos de estos, mor del sistema de estabulación por escuelas y adoctrinamiento socialista, implacable desde la llegada de F. Glez. se han convertido en una generación desnortada, vulgarizada, ordinaria, ruin, suburbial y maleducada, incapaces de la comprensión o de desarrollos abstractos, o de jitanjáforas en el lenguaje. No es exclusivo de Buñol, pero es mi pueblo; son gente con titulación universitaria, pero con serias dificultades a la hora de redactar algo, y redactan tráfagos incomprensibles carentes de las palabras y los conceptos, carentes de una preceptiva literaria, pero con un denominador común: se ajustan, milimétricamente, a la corrección política.
Y saben inglés. Es importante saber inglés; de tanta importancia que se le ha dado, se pierden el goce de leer la literatura castellana; y lo que se escribe, es muchas veces inglés mal traducido. Pero por inmersión y absorción, las formas, modos y actitudes se corresponden más a las que se ven en series de tv y películas, que a una vida real, campesina, apropiada al medio en el que se desenvuelven, viven, y se desarrollan: hay casos y modos que perviven, pero el magma es de apariencia sajónica.
De tal modo, la fiesta programada, de subversión del ritmo laboral y desinhibición, asociada a la adecuación del hombre al medio y a los ciclos de la tierra, se enreda con  el ritmo mecánico, prefigurado y establecido en su monotonía del ritmo industrial, de calendario continuo, programado y encajado y aburrido, y en esta aparente convivencia se mezcla lo que es imposible que se mezcle, la disparidad absoluta: tras un concierto de las dos bandas, preparado y estudiado, ensayado y cuidado hasta el último detalle, con primorosos ejecutores y atención centrada de todos los del pueblo en tal evento, se “celebra” una fiesta de altavoces enormes con música de moda consistente en un zumbido monótono y reiterativo de percusión y repetición, sin más acompasamiento que el simular una discoteca de embrutecimiento de brumas de alcohol, sexo amagado, insatisfactorio y soez, que en lugar de ser clarificador y fructífero para las personas, es sórdido y nauseabundo; porque la mecanización industrial de la fiesta exige que sea hasta el amanecer, y lo “moderno” además ha de ser omnipresente, y las actitudes sexuales, ridículas, me temo que respondan a series de tv o imposiciones de modas, nada que ver con la desinhibición propia de músicos que acaban de tocar, espectadores que acaban de escuchar, y una fiesta que se cuadra en sí misma siguiendo una secuencia: como en una factoría, cambia el turno, de música clásica a discoteca, ahora toca dormir, ahora levantaos, ahora toca follar, ahora beber: mezclar lo que es de génesis lógica y normal y tiene su propio desarrollo, con una planificación fabril ordenada e industrial, da como resultado una permanente insatisfacción.
Porque aprovechar las fiestas de un pueblo para celebrar una feria ( en orígen era de ganado) entra dentro de la lógica del tiempo y la vida; aprovechar la fiesta del pueblo para, sobre lo peculiar, y que nos hace únicos, sin más importancia que el ser nuestro y nosotros, intentar modernizar unificando con “lo que se lleva” es intentar imponer sobre la fiesta, una fiesta prefabricada, predefinida, y de un vulgaridad atronadora: la podríamos celebrar en las calles de CHichicastenango, y sería exactamente lo mismo.
Tanto bramar contra la enormidad y salvajismo en los pueblos de costa, se acaba por intentar copiar tales barbaridades.
Y a mi me gusta la fiesta de mi pueblo, con la gente de mi pueblo, en mi pueblo, donde solventar el año, soltar la enorme presión del verano, romper todo ritmo de vida laboral y subvertir el orden para poder seguir en la brecha después, más aliviado; no quiero una fiesta de horarios industriales y adecuada a un dictamen del sistema de la plutocracia.
Y lo que tenía de bueno, de solventar pequeñas disputas y aliviar tensiones sociales, en lugar de suceder, se cambia por un agravamiento de tensiones y una magnificación de problemas. En lugar de reconciliarte con el vecino, te lías a tiros.
Este magma de confusión anda íntimamente relacionado con la modernización: el querer predefinir el urbanismo ordenándolo según un manual, hace que para justificar eso se quiera hacer todo planificado según el denominador común: la permanente modernidad, la permanente moda, lo más pasado de moda que hay: el pueblo, está destrozado. Los mismos que cuentan maravillas de los cascos urbanos de ciudades que visitan, hacen lo posible por destruir el casco urbano de su pueblo, del mío, para justificar su enorme error de modernización sumisa a un dictamen sectario.
Porque no consideran que el urbanismo no es un tema de construcción, sino de personas; porque no se han hecho casas para que la gente desarrolle sus vidas, sino pisos para justificar la plutocracia y agradar a la banca, y se han llenado de personas; porque no hay momentos únicos con mujeres únicas, sino sexo a tiempo tasado, programación de la vida de todos, y vulgarización de toda relación hasta el aburrimiento soez. No se han hecho casas para la gente, se han hecho jaulas donde meter gente. No se ha modernizado la vida social, se ha mecanizado industrializándola; no se han desinhibido las pasiones y romances, se ha envilecido el sexo objetualizando a la mujer y mecanizando a un acto mecánico lo que debería ser ritual y único, lo que debiera ser maravilloso se vulgariza, salvajiza y se desdibuja y se pierde la belleza del recuerdo, al ser mecánico no es algo único, es algo rutinario que se repite y al final aburre, con lo cual desde el principio es aburrido, son aburridos.
Si algo ha de ser la finalidad del urbanismo son las personas, no el interés económico; si algo es Buñol es Castillo, monte, fuentes y personas; si algo ha de ser la fiesta ha de ser para la gente, de la gente, por la gente y en su propia concepción de todo.
Y todo se ha degenerado en adoración al dinero, a la justificación del destrozo, a la infamia, al disparate.
Pero todos encuentran su propia justificación; nadie asume su error, nadie para su vida y reflexiona: huyen, a las casas del monte, hasta que pase, compungidos por perderse la fiesta, sabiendo que lo que hay no es la fiesta que ellos han vivido y anhelan; y que lo que hay, más que alegrarles y aliviarles, los abruma y entristece.
Los demás siguen la orden y el dictado.
Ya no hay feria de ganado, aunque la gente va estabulada y sumisa por los caminos, sitios y actitudes que les dictan, lo cual, aburre profundamente: no hay lugar a nada improvisado, floreciente, autogenerado; las Fiestas en honor a San Luis las diluyen en un alarde de vulgarización industrial y exterminio de las fiestas de Buñol, mercadeándolas artificialmente y de manera vil, porque nada importa que Buñol acabe siendo un suburbio; pendientes de la inmediatez del dinero juegan con todo el pasado para no poder justificarse ante la posteridad, ni ante el mismo momento que estamos viviendo.
San Luis, honra y prez.

jueves, 13 de agosto de 2015

Inauguración de la noche

Deriva la luz al sur, y la noche alarga: acaban las cosechas, porque haya sido buena o mala, el año va cumplido;  se cierra el año y todos los pueblos de España entran en fiestas, es La Virgen de Agosto y ahora cambia el año: como en Pascua, como en Navidad; los ciclos del tiempo de los hombres ya no tienen nada que ver con el calendario, de tanto querer forzar a una mecanización industrial la vida del hombre.

Es La Virgen de Agosto.

Y todo disparate se dilucida en las sombras del calendario laboral industrial, de tiempos tasados y vidas cuantificadas, nunca cualificadas ni menos calificadas, tan sólo valoradas; ahora están buscando la manera de hacernos pagar por el sol y el aire: el gobierno del estado, siguiendo las órdenes del IV Reich, da como excusa que no podemos hacer bajar el P.I.B. por lo que hay que pagar por “el crecimiento económico” el uso del sol y el aire. La oposición al gobierno del estado, el ministerio de la oposición, disuelto en un magma licuado del zeitgeist, lo que pretenden es controlar el uso que hacemos del sol y el aire, pero con un registro “por nuestro bien” con inteligencia emocional, empatía, asertividad, buen rollo y  bífidus activo para que los chakras no se salgan de alineación.

Todos obedeciendo sumisos al mismo amo.

Es tan evidente que son lo mismo, que ni se molestan en disimular: tan sólo fuerzan la máquina de propaganda para que sus lacayos tengan un asidero de frases y argumentos en los cuales no darse cuenta de que son esbirros de señores cínicos y crueles, y que esto es tan sólo un sistema caciquil de dominación de las personas mediante el control absoluto a todos los niveles, y haciéndoles creer que algo en sus vidas lo deciden ellos: hasta las mangancias van programadas, hasta las rebeldías son planificadas, hasta los robos van programados por el poder: todo vale en la génesis de la confusión para que los rufianes huyan con impunidad (de la conciencia jamás se huye) y los nuevos de recambio que han sido programados desde la cuna, se encanallen debidamente, y mientras cuele, adelante, silbando, sin ver las bombas explotando a nuestro alrededor ¿que la red es fuente de datos que la prensa no publica? cerramos la red, si CHina ha podido, nosotros, también (Manuel Valls, Socialista Frances, presidente, y pasado de coca habitualmente) y, conforme a los manuales de Goebbels, la maledicencia y el desdoro, la difamación y la mentira como norma cínica a todos los niveles contra los que no obedecemos a la unimente establecida: hagamos que no existe y difamemos, no se vea nuestra mangancia.

Pero la mangancia, ahí está.

El sistema ha muerto, muere matando, y los ejecutores son aquellos que están vestidos de salvadores del universo, educados en una sazón infame: todos son domesticados para creerse líderes, únicos, directivos, escuelas de empresas, Erasmus y lo que sea, todos son líderes, nadie es un servidor o simplemente un trabajador, con una pericia, un oficio o una profesión; no; todo son líderes de títulos universitarios de la nada que nada implican “director de empresa” “director de cine” “artista” “escultor” ”economista” y desarrollan su vida en un juego infantil de cuadrilla asignándose papeles y actuándolos, no enfrentándose a la propia vida desde la propia concepción del ser, sino desde un papel social que visten conforme les han estabulado desde la infancia.

Y todos son más, se encuentran “más” y “mejor” todos son de Villarriba y ninguno es de Villabajo,.. y en ese rol ejecutan su papel, y todo es más: la enfermedad más, el médico que los cuida es el más que….. su moto es la más…..y ellos son de “la cultura de….” y por tanto son más, siempre más considerándose de Villarriba.

Idiota, vives en un piso que lo mismo da aquí que en Tombuctú, haces algo que ni tú sabes lo que es, para una empresa que lo mismo da aquí, que en el Alto Volta, no eres más que nadie, ni sabes lo que significa cultura, y encima alardeas de que te han borrado las señas de identidad, convirtiéndote en un sumiso esclavo empavorecido de la posibilidad de abandonar la esclavitud.

El sistema ha generado una recua generacional que son más, y ni saben quienes son, y se comportan en Buñol con las actitudes de un barrio más de Manhattan: espabilado, en vez de llevar los niños a un parque prefabricado, llévatelos al río, o al monte, que es único, listo.

Se disuelven por miedo en una estructura social fundamentada en el miedo. Y al poder le funciona, demasiado miedo percibo.

Y como pervierten, degradando con el mal uso, la palabra cultura. Tienen títulos universitarios, y saben inglés, lo cual te hacen saber con faltas de ortografía, y son incapaces de entablar una conversación sobre un tema que les interesa, o es su profesión: se dispersan en nubes de algodones de los arboles de Avatar la película, y lees lo que ponen en facebooooook, y es deplorable, y lamentable, cuando no da vergüenza ajena; te enmiendan la plana desde la absoluta ignorancia porque saben “lo que hay que….” y es que “ya no se lleva….” ignorando que lo más pasado de moda que hay es estar de moda.

Ignoran todo sobre la naturaleza vertebral de la cultura. Ignoran, de hecho, hasta su existencia.

Tal aberración hace que lo que debería ser más desconocido para todos, sea lo más conocido: los políticos no es que debieran ser de la orden Jedi (que no estaría mal) sino simplemente que fueran invisibles: si el trabajo está bien hecho, nunca se nota (por ejemplo, los míos en medio ambiente) mientras que si hay una catástrofe, todos salen en TV: el famoso es aquel que más problemas causa, y a ése es al que se enriquece; el discreto eficaz que evita los problemas, nunca es conocido: y sabemos el nombre de los políticos de quinto, sexto nivel, y además se empeñan en ser conocidos.

Si el trabajo está bien hecho nunca hay problemas: el albañil no hace goteras, el agricultor provee de comida; y ahora la policía protege a los ladrones, y todo es sujeto de publicidad: algo andamos haciendo demasiado mal. Todo se emponzoña en busca de notoriedad: nadie ve a las familias que se quieren y crían a sus hijos con mayor o menor criterio, sino a las que buscan el escándalo de cuernos y barraganería; y a mayor capacidad de montar follón, mayor notoriedad: una vez visto que lo importante es salir en tv, a ver quien la hace más gorda para ser más notorio: desde el usurpador del trono de España al último bedel, desde el presidente del gobierno al último concejal, todos hacen esparajismos ridículos para hacerse ver, y el nivel de estupideces que se oyen, sufren, y aguantan de los políticos, es demencial ya, aberrante y vergonzoso.

Jamás se darán cuenta de que lo bien hecho nunca está a la vista, de que lo que se ve de los hombres es su obra, no a ellos, y eso es lo que nos da trascendencia, no la apariencia cosmética de una evanescente fama que sirve tan sólo para justificar al sistema.

A los buenos se les estudia al tiempo; a los ineptos los sufrimos en tv a diario. Y empiezan a emponzoñar la red.

Todos los pueblos de España en fiestas, se proclaman reinas de las fiestas y se ensalza el pueblo personificándose en ellas: es la Anacreusis canicular.

Y todos los políticos actúan como si fueran las permanentes reinas de las fiestas, excepto al que han puesto ahora en la Generalidad Valenciana, que sigue creyéndose que es la permanente Fallera Mayor de Valencia; pero como van en cuadrilla, todos se erogan el título y entre ellos ya van a bofetadas: es de risa, ciertamente; pero es que pagamos todos, y sobre todo, lo sufrimos: viene el invierno y el hambre, y en vez de tener buenos reyes, caudillos, o alcaldes, tenemos “líderes” por decreto de algún apéndice del sistema y sin valor ninguno por sí mismos: apañados vamos: Tenemos unos defensores que ofenden.

Rezan el ángelus con la cerviz plegada las espigadoras de Millet, que a la noche empieza la fiesta del pueblo y una cosa nunca quita la otra; que la tierra nos provee y alberga y debemos festejarlo, que el año va cumplido en los troncos retorcidos.

domingo, 2 de agosto de 2015

Buñol, a dos manos.

Lo que más rápido pasa de moda es el estar de moda. Si al superar la etapa adolescente abandonas la leyenda personal y empiezas a madurar, en ese caso, comprendes modas, la tuya la primera, y empiezas a buscar universales en lugar de dictados efímeros: así se llega a los clásicos, al conocimiento, y a la comprensión de uno mismo. A partir de ahí ya uno se desarrolla y de ese modo la madurez es creativa respecto a uno mismo y no un permanente estado de inconsciencia  abandonada a dictados ajenos.

La trampa es la moda.

La permanencia en una constante de continuos cambios de apariencia conlleva la cambiante forma de dicción: lo que se establece como rasgo tribal de la adolescencia en un lengüaje propio y compartido en el rango de edad, y queda como los arquetipos de amigos, una edad, o una situación, al tiempo te causa sonrisas y alegrías.

“Estoy más quemado que la cafetera del Virginiano

“A nivel de

“Eso está superado

“Parece menterio

corresponden a un lugar y a un momento, de la vida de cada uno, y cada uno lo vive / lo sufre en su rango: los padres de una manera, los que lo viven de otra; veo ahora aberrando de Justín Bieber a madres que enloquecían a gritos con Leif Garrett; y si sacas, cuando critican a Beyoncé/ Malú/Lady Gaga, su afición a Los Pecos, la virulencia de su defensa te puede dejar noqueado.

Porque empieces de donde empieces, siempre llegas a Santiago, y los que quieren hacer el camino corto (sólo los últimos cien km, sólo la puntita) no peregrinan, sino que aprovechan esos km para intentar vampirizar los caminos que han peregrinado otros, apropiándoselos y creyéndolos propios al contar anécdotas ajenas.

De los sesentones de España, resulta que estuvieron casi todos en Paris, en Mayo, 1968. Todos estaban en la resistencia antifranquista, y todos estaban oprimidos, comprimidos y reprimidos.

Y muchos siguen en su imaginario personal/social de los setenta: lo más que se intuye en su avance es que de escuchar a Víctor Jara, han llegado a asumir a Supertramp.

En los setenta El Lebrijano cantaba con la orquesta andalusí de Tetuán; ahora, cantando a García Márquez revela un franco proceso de maduración personal que lo define en su magisterio, y aunque “coleguean” se nota como se asume la enseñanza del abuelo en los de después: Dorantes, Pedro María Peña…… Madonna sigue abonada al espectáculo, llamar la atención como sea, y hacer esparajismos para “no pasar de moda” sin embargo, el proceso de Maduración de Eric Clapton es de cátedra. Como Mark Knopfler.

Y desde luego fuera de toda mesura, Manolo Sanlúcar: no le habrá sido fácil siendo contemporáneo (y amigo) de Paco de Lucía, pero en lugar de seguir llenando recintos, con criterios que a él competen, decidió “jubilarse” de la “vida profesional activa” dejando impoluta una cátedra que se renueva con vigor cada vez que lo escucho.

La evolución de Herbie Hanckok, como la de Chik Corea es realmente digna de haberla vivido (ambos los escuché en San Sebastián) y Carla Bley, como siempre, me tiene subyugado.

Una vez “pasado el trámite” de la efervescencia evanescente de la primera obra, seguir su trayectoria siempre enriquece.

A Jaco Pastorius lo escuché en Vitoria. Lo sigo escuchando.

Disfruto siguiendo la trayectoria de Iván Ortiz: a ver en qué depara; gocé lo indescriptible con el concierto de Violoncellos y Contrabajos en Montecarlo organizado por Aparisi: y haré lo posible por seguir la trayectoria de tal gente, la finura y elegancia en la ejecución sólo la he podido comparar a Keith Jarrett y Michala Petri tocando a Bach (otro, de trayectoria a seguir) y debe haber tantos otros que me estoy perdiendo, que desde la Calle Nueva no abarco a todo: en mi pueblo hay dos bandas, y hemos llenado el mundo de músicos prodigiosos y grandes trayectorias profesionales; músicos valorados y respetados……y las bandas, en su concepción, organización, logística, y configuración de la dirección no musical, siguen ancladas en los setenta, siguen en mezquinos proyectos pequeños, cuando están dando lugar a gente muy grande; Buñol abona y fomenta esa mezquindad, así, mientras los músicos, las personas, son de quitarse el sombrero (alguno, de quitarse la tapa del cráneo) las direcciones de las sociedades musicales mantienen una congelación carpetovetónica en formas y modos impropios: ¿es por esto que dan gente tan buena, o es que la gente buena sale huyendo de Buñol? ambos lados son posibles, me hallo en paradoja, y no sé resolverla.

Lo que si es irrebatible es que la infiltración de las organizaciones políticas en las sociedades musicales, y su intento de capitalizar la música como objeto de uso político ha hecho más daño que bien, vulgarizando en lugar de ennoblecer.

Los mejores músicos del mundo son de mi pueblo. En mi pueblo no hay una vida musical que se pueda disfrutar con la abundancia que el mismo pueblo es capaz de producir: esta ecuación, tiene algún fallo.