viernes, 18 de septiembre de 2015

Dos velas

A la luz de una bujía

las impresiones del día

en este papel yo escribo.

Pedantería: aquello que tanto denostábamos aberrados, mor de la progrhez se ha enseñoreado de toda la comunicación, de toda la sociedad, como una aspiración inalcanzable de las cultigracias de Quevedo, desde Radio Nacional a toda la sociedad, escuches lo que escuches, es todo una ensalada incongruente de pedantería: visionan películas, se ve que no saben verlas, audicionan música, y supongo que visualizan los cuadros, lo que no sé es que hacen con las esculturas; pedantería: no hay que poner en evidencia o atender a algo, hay que visibilizarlo; ya nada se valora, ahora se valoriza; ahora no dicen mentira, dicen que “falta a la verdad” y así, mezclando pedantería y cursilería, resulta ya imposible entender nada, de tal modo la gente se culpabiliza de problemas imposibles de resolver porque son mentira en su fundamento: desde el cambio climático a la vida más allá de la tierra, desde el desarrollo sostenible, al final del suministro de comida: llevamos desde Malthus, que era un pelma, con este tema, recurrente para el marxismo, y nada, que la comida no se acaba; hay cálculos hechos de cuando se acaba el oxígeno en el mundo…..que se van actualizando de año en año, porque esas publicaciones universitarias –que guardo- se demuestra inexorablemente el final del mundo, por culpa de la gente, y culpabilizándose se vegetarianizan, o se culpabilizan en un mundo Disney en el planeta de Avatar la película, y disipan su energía, capacidad y vida en proyectos imposibles, porque no tienen final ni fundamento, más allá de tener a la gente entretenida y que no vean como la muerte del sistema quiere arrollarlos a todos para poder huir todos con su botín, de gran a pequeña escala, ahora estamos viendo la inteligencia clandestina, como ya pasó cuando las guerras mundiales, estamos viendo como la impudicia de la plutocracia genera éxodos programados y definidos como nuevos viajes turísticos, y encima en el Vaticano se preocupan más de la propaganda y de “quedar bien” que de cumplir el catecismo y atender al Evangelio.

Pedantería y cursilería: eso es lo que define hoy a la sociedad, y encima alardean de ello, ignorando totalmente su propio idioma: ya empiezan a usar las estructuras gramaticales sajonas, y consideran que son modernos o “avanzados a su tiempo” que es otra estupidez: nadie va por delante de su tiempo, va a su tiempo, es una frase que sólo evidencia la ignorancia de quien la pronuncia; en Finlandia viven fineses y se habla Finés; a un soldado se le arresta, a un civil se le detiene; un muerto no es un presunto muerto, y un criminal es un criminal; no hay violencia de género, número y caso, hay parricidios; y se tortura a las personas, los animales de Disney son una ficción elaborada por un narrador en su concepción de su obra fantástica, no hace que los animales sean humanos, usa los animales como metáfora, y hasta eso hay que explicarlo: pedantería y cursilería que llevan al infantilismo en todos los ordenes de la sociedad, sin madurez, sin entereza, sin grandeza ni cultura, no podremos salir adelante, no podemos ser esclavos y además aplaudir la norma de Goebbels “no queremos que piensen como nosotros, que hablen como nosotros les digamos que hablen es suficiente, lo demás vendrá solo” y la gente acata, obedece, asume y avanza en esa dirección.

viernes, 11 de septiembre de 2015

La Aurora es Nueva York

El siglo XX acaba en marzo del 2001 cuando los talibanes destruyen los Budas gigantes de Bamiyan: hasta hicieron bromas sobre la dificultad de destruirlos. En otra medida, ahora se hacen bromas en mi pueblo sobre la morfología y estructura de las imágenes de Los Santos: …tan sólo un trozo de piedra, tan sólo un trozo de escayola; tan sólo una imagen…con armamento antiaéreo destruyeron los Budas gigantes: acaba así el siglo XX, y aprovecha Bin Laden para lanzar una fatua incendiada, ardorosa, ferviente, estúpida… pero que se anda cumpliendo “conquistaremos Europa con los vientres de nuestras mujeres” y se va cumpliendo, añadiéndole el éxodo de niños y ancianos, forzados por movimientos tácticos de guerras no declaradas que se amparan en la mojigata sensiblería que se quiere asociar a la compasión.
El análisis de la composición de la población de “refugiados” es más que revelador.
Por la caridad entra la peste.
No es casual nada, la plutocracia anda en sus afanes intentando justificar el sistema industrial de un mundo mecánico y mecanicista que obedece a las leyes de la física y no a la condición humana; así se anula la personalidad, la persona, el ser y su avatar, porque todos son “capital humano” y se convence a la gente de que se “realizan” trabajando, haciendo del dinero la finalidad en si misma de la vida, no un medio para una vida plena. Es importante destruir los Budas, ningunear y anular en la medida de lo posible la Fe de las personas, todo signo de identidad debe ser borrado para que la gente obedezca ciegamente los dictámenes de los guardianes del campo de concentración:  la libertad es una entelequia que de tanto nombrarla ha pasado a ser una palabra vacua, desconocen hasta el afán de su búsqueda: anhelan dinero, la libertad es la capacidad de usar cuanta más cantidad, mejor.
La medida de la vida ha de ser mecánica, estabulada y organizada según un ritmo mecanicista industrial, el tiempo es el que definen: la Semana Santa es para ir a la playa, anulemos el fervor religioso; la Navidad es para esquiar, lo otro es excusa; de la Pasión de Cristo mejor no hablar, porque no pueden argumentar, no se hable de eso mientras lo destruimos, si podemos, con armamento antiaéreo.
El siglo XXI comienza con la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York: sepáis que estamos en guerra, sepáis que nada importa la vida ni que nadie piense que se va a combatir con honor o entereza, con hombría o grandeza: guerra sucia, vil, contra todo y contra todos. Contra los trabajadores, contra la humanidad entera: mueran todos, en el nombre de mi soberbia.
No hay ningún problema en África que justifique éxodos: hay un problema de educación: allá donde España holló, hizo misiones, iglesias y universidades, y la tierra sirvió para sostener a los que en ella viven; donde las potencias coloniales hollaron, saquearon, destruyeron, y nada dejaron que a ellos sirviera, sólo el desconcierto.
Y bajo ningún concepto los sarracenos quieren mejorar la vida de su gente, su condición o sus tierras: no copiaron lo que dicen que hicieron en España: aprovecharon lo que había, lo saquearon, y cuando se les echó, no supieron replicarlo al norte de África: no quieren un mundo en el cual en su medida, su religión, y sus costumbres realizarse y vivir lo más cómodamente posible: quieren tener lo que aquí creen que tenemos, para violarlo, prostituirlo, destruirlo, y después, nada: y otra vez habrá que echarlos para que el trabajo de frutos: siempre, no se puede vivir del sudor ajeno, siempre, no se puede ser parásito, y eso es lo que anda demostrando la actitud culpabilista de ofensas fingidas y victimismo cursi que ampara la presunta compasión a los pobres.
No es una sociedad en cuya educación esté el desarrollo personal y social, es totalmente parasitaria.
Claro que hay que amparar a los refugiados, lo ordena El Evangelio.
Pero no por ello hay que dejar de ser conscientes de la trampa en la que estamos cayendo.
El siglo XXI empieza con la destrucción de las torres gemelas: ni olvido, ni perdón.