domingo, 25 de julio de 2010

De los Archivos del Koljós “Noches del Ártico”

Se envía copia a la Camarada Seminova de la última reunión de la célula del comité del koljós, por el interés que puede tener para completar los rasgos de su misión, así como para formar parte del acervo del koljós, que siempre anda centrado en la memoria histórica. Hay que preservar la verdad de la contaminación fascista y reaccionaria.

Conforme fuimos notificadas de las actividades de la camarada en Paris, con la célula de Picasso, la koljosiana al cargo de la decoración, bordados, y matrioskas, Marta Daar, nos contó una de sus misiones antes de la guerra mundial, cuando la U.R.S.I estaba en lucha contra el capitalismo opresor: fue encargada por el NKVD de controlar al conocido Picasso: tenía que presentar un cuadro para una exposición en París, y solo hacia cursiladas de cuadros azules. Excusándose, le dijo a su supervisor del partido no se qué de la inspiración y que no se cuantos de vanguardias; el supervisor comprendió que estaba muerto de envidia por Dalí, y que no sabía ni por donde pegar. Entonces, el NKVD llamó a Marta Daar, que siempre llevaba las faldas mejor bordadas y hacía las mejores matrioskas a mano. Sigue siendo la mejor en eso.

Contaba la camarada Daar como se sintió asustada: cuando la reclutó el NKVD era una simple miliciana de adoctrinamiento de los comunistas españoles, que le resultaban especialmente difíciles, pues cada vez que acababa una frase la remataban; y no le gustaba mucho eso de que en plenos combates con el fascismo, cuando ella decía “El fascismo es la barbarie, no pasarán” toda la tropa uniformada para el combate contestaban “amen” lo cual empezaba a sacarla de quicio; lo que ya acababa de rematarla era cuando arremetía con vehemencia, que se quitaban las boinas y los cascos y se ponían con las manos cogidas alante y la cabeza agachada, compungidos y contritos, y cuando acababa de alentarlos contra la religión, los curas y lo que hiciera falta, con el cuello inflamado ellos decían “amen” por eso, cuando estaba alentando a las tropas comunistas y les dijo la frase(que luego le copiaron) de que “la religión es el opio del pueblo” empezaron todos a decir que “eso, donde está el opio” y por si acaso su carácter templado y bonachón no tenía bastante, mientras amartillaba el arma, había empezado a alentarlos un cura protestante de las brigadas internacionales, y ya le estaban chillando que “no creemos en el Dios de los otros que es el único Dios verdadero, quieres que creamos en el tuyo? ¿Donde está el opio?” Y empezaban ya nerviosos a exigir de todo, sobre todo el opio; el NKVD ordenó a los del partido comunista español que repartieran vino y coñac para aplacar ánimos, cuando la camarada bajó del improvisado púlpito refunfuñaba a su ayudante que “el proletariado ha de ser consciente de su condición y de quien es el enemigo” cuando un miliciano conforme acabo le dijo “y con tu espíritu” lo que la saco de sus casillas y allí mismo empezó a patearlo y a sacarle las muelas a guantazos: que lo habría matado si no hubiera sido por los agentes del NKVD; informaron a Marta de que estaba reclutada, lo cual ella no recuerda bien si la alivió o la aterrorizó; pues lo agentes venían de reeducar al camarada Nin que se había desviado ligeramente, y ellos lo habían reconvenido con empatía y suavidad, siendo siempre positivos; el caso es que voluntariamente obligada en ese momento pasó a ser miembro del NKVD, y su primera misión fue la de dar “inspiración” al tal Picasso.

El llamado Picasso, cuando le conoció, sólo era un engreído con algunas habilidades sociales y mucho priapismo y muy poca capacidad sexual. Tan sólo pintaba cosas azuladas, sin mayor valor. Dada su nula capacidad fornicia y muchísima capacidad de alarde, estaba encantado de verse a si mismo, con su flequillo y su pelo excesivamente largo; la camarada Daar recordó sus años de institutriz con los oligarcas rusos, y dado su priapismo, empezó a sugerirle cosas: con todos estos lelos, siempre funciona: se lo sugieres, y antes de un minuto creen que lo han pensado ellos. De manera que le sugirió que lo necesario objetivamente de su arte era que reflejara la lucha violenta del proletariado contra el monstruo opresor; como no pillaba bien la idea, le empezó a sugerir ejemplos: de este modo, ante un gran espejo puso a Picasso desnudo, de manera que a cada guantazo el veía el giro de su cara y el gesto del cuerpo, y así le instó a pintar un gran cuadro socialista de vanguardia. Lo tuvo unos días dándole guantazos, para que pillara bien la idea. Como se reía al contárnoslo. Cogió la idea; y aplicó el gesto de recibir el guantazo a varios animales, y le fue imposible evitar a la camarada que pusiera un toro, porque el tenía una sumisión devota al señorito de su pueblo, que tenía una ganadería de toros, y queria estar a buenas con el. De este modo consiguió que pudiera presentar algo para la exposición de Paris, que a la camarada Daar no le gustaba nada, pero que el partido lanzó adelante con una adecuada campaña de propaganda.

Reía mucho la camarada Daar al recordar como le influyó de tal modo que aquel le pedía los guantazos, y la camarada, adustamente, lo ponía a gusto, y le daba autenticas palizas” por gilipollas” se reía entre dientes. Aquel decía que “sólo lo hacia por arte” y la camarada, le repartía, por amor al arte. Por quintuplicado.

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