García Barbón de Vejega, alguacil de la inquisición, lleva de Roncesvalles a Valladolid a Fray Domingo de Rojas: en el camino, hubo muchas confidencias.
El 10 de Mayo depone ante la inquisición: refiere el alguacil las confidencias del viaje: Rojas que “había sido criado” por Carranza iba a Flandes a hablar con él para que intercediera ante el rey por la que se le venía encima. Quería contarle lo suyo y lo de los demás “que estaban en esa matrícula” el alguacil, sagaz quiso averigüar cual era esa matrícula, “de lo que me acusan” contestó, dándole importancia a lo que habría de ser su proceso en el cual iban a apiolar a más de tres ¿cuáles? él no sería uno de ellos, dijo al alguacil, y sólo le habló de Juan Sánchez “porque a los otros no los conocería”
El alguacil inquirió sobre si Carranza estaba en “la matrícula” y declaró lo oído en la inquisición “que no, y que si perdiesen al dicho arzobispo sería por ser buen cristiano”
Tres días después empezó la inquisición los interrogatorios a Rojas, que duraron año y medio hasta su muerte el 8 de octubre de 1559.
Fray Domingo de Rojas de origen noble, hijo del marqués de Poza, hermano de la marquesa de Alcañices, fraile predicador, confesor, y entendido en teología. Quiso decir toda la verdad para obtener el perdón completo; Desde el 13 de mayo de 1558 hasta el 7 de octubre de 1559 fueron numerosísimas sus deposiciones. Las que se recogen en el proceso de Carranza son 23. Pero en el elenco de declaraciones sobre las que se pide su ratificación el 26 de agosto del 59 figuran otras 14.
Confiesa que fue vanidad lo que le arrastró al trato con Cazalla y Seso, al exhibicionismo de heterodoxia y a querer autorizar su postura con el nombre de Carranza.
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