Nadie sabrá jamás que tontos y cursis son los capitalistas. Un joven que alardea de ser norteamericano, como si eso no fuera contrarevolucionario, ha intentado seducirme con el cuento de que es un cantante “de moda” y que es un líder de masas, un ídolo de la juventud capitalista, degenerada y neoconservadora. Se dice cantante, y ni siquiera sabía cantar adecuadamente Ochi Chernyie; es más, por lo que he podido colegir de sus gritos y aspavientos, dice que hace música ¡y ni siquiera lleva coros y danzas! ¡No van uniformados! Que decadente es la moral burguesa. Que necesaria es la revolución. El tontaina éste me ha recordado cuando el vaina de Allende hizo fracasar la revolución en Chilenin por su personalismo, cuando el camarada Uguin me comentó que se aburría reeducando a una tonta útil que podría haber sido reeducada; pero Uguin se Aburría, y una noche que nos íbamos, cenando, le dijo a la Storni:
Alfonsina, El mar.
Poniendo voz profunda y engolada, y mirando al infinito en plan cursi.
Es tanta la repugnancia que me causaba el imbécil atontado éste que le he inducido ideas acerca del ser y la trascendencia, y la belleza de los cadáveres jóvenes como hecho estético y conveniente para una adecuada imagen y demás tonterías: al irse, descuidadamente me ha robado la pistola que había dejado a tal fin junto a la puerta. Espero que le de el uso para el que le he inducido, el tontaina de Morrison, Jim.
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