Ayer falleció en Moscú el Comandante Camarada Seminoff víctima de la lucha revolucionaria contra el neocapitalismo fascista y reaccionario.
Vehementemente trascurría la reunión convocada por las máximas autoridades con los agentes especializados y los mandos naturales para analizar las consecuencias de los actos en la ONU y realizar las pertinentes autocríticas, cuando se planteó la posibilidad de que el cambio climático fuera realmente una maniobra trotskista, un efecto adverso de los agentes infiltrados por la influencia corrosiva del capitalismo, e incluso un pazguato apuntó la posibilidad de que fuera verdad. Aunque las reuniones en el NKVD son de rigor formal y jerárquico, se discutió vehementemente: un efecto adverso de la debida inserción de agentes en los círculos adecuados que se hubieran aburguesado o hubieran enfermado con una desviación neoconservadora era un dato que no se podía soslayar. Y con los informes de los agentes insertados, así como la evaluación previa del NKVD y del comité científico revolucionario, el comité de inserción de elementos revolucionarios evaluaba las acciones y su trayectoria para un mayor desarrollo cientificio y revolucionario de los pertinentes estudios; así como la propaganda e información habituales, por los cauces ya establecidos: sigue siendo una eficaz arma el disfrazar cualquier acción con desarrollos numéricos, y es de rotundo fin de cualquier disensión la ya famosa frase “está científicamente demostrado...”
Los planteamientos del camarada Seminoff, de rigor científico impecable y de una contundencia abrumadora evidenciaban sus estudios y amplios conocimientos sobre el tema en cuestión; aportaba abundando sus planteamientos los estudios sobre el frío del camarada Lysenko, y gráficos y estadísticas avalaban sus argumentos que fueron largamente aplaudidos. A la sugerencia de que no le sentaría mal un poco de aire ártico tras el consumo de Vodkaína, habitual en estas reuniones de tanta importancia para el curso de la revolución, fue consciente de que sería procedente efectuar una pausa; se dio pues un tiempo en el orden del día para descansar y meditar las propuestas revolucionarias.
Siempre impecable el Comandante: riguroso al extremo en el cumplimiento de las órdenes y con la adecuada vestimenta; ninguna medalla sobresalía más que otra, ninguna estaba fuera de línea, todas en su rigor cronológico y de importancia en su chaqueta cruzada: siempre impoluto en las formas: debidamente ataviado con su uniforme del ejército revolucionario; héroe condecorado con la orden de Lenin, la Cruz Roja del koljós de Severnaia, así como todas las medallas y condecoraciones que su carrera revolucionaria al servicio del pueblo le habían hecho merecedor: como el reglamento manda. En su condición impecable de comandante revolucionario salió pues al balcón de una de las torres en la plaza Roja a tomar el aire y despejar sus dudas revolucionarias, cuando al asomarse por un pretil, el peso de las medallas le hizo perder el equilibrio y se precipitó al vacío.
Lamentablemente nadie pudo hacer nada para evitarlo, y tanto el NKVD como el comité central del partido, así como el camarada secretario general, lamentan la pérdida de personaje tan relevante y necesario para la revolución.
Su vida y su ejemplo revolucionario serán y seguirán siendo la guía para todos los hombres de bien en el mundo. A propuesta del koljós “Noches del Ártico” el comité central del partido ha creado la Medalla “Camarada Seminoff” para honrar a aquellos que luchan sin fatiga hasta contra la ley de la gravedad para evitar los desviacionismos trotskistas, la falacia imperialista neoconservadora y fascista, y por el cambio climático.
La lucha del Comandante Seminoff será otro ejemplo que nos guíe hasta el triunfo inevitable del socialismo.
1 comentario:
¡Uffffff! Después de semejante artículo, creo que voy a entrevistarme con el camarada Smirnoff (solo con hielo, por favor) y la camarada Stolichnaya (también con hielo) par brindar... digo... hablar sobre el espíritu revolucionario.
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