Precedían al decreto de prisión graves acusaciones; posteriormente y una vez encarcelado, aumentarían escandalosamente.
El licenciado Camino, fiscal del Santo oficio, aporta las primeras declaraciones: son casi cincuenta las habientes que nombran a Carranza. La mayoría pertenecen al foco luterano de Valladolid, confesiones hechas en sus declaraciones obligadas.
El Notario Landeta llenó casi doscientos folios con acusaciones a Carranza de los encausados en los autos de fe de Valladolid; sobre esos autos otro rato entraremos, pero eran todos encausados por luteranismo, lo que llevó a los dos autos de fe de Valladolid de 1559.
El foco luteranista castellano tiene dos nombres en su comienzo: Pedro de Sotelo y Antonia de Mella, que levantan la liebre en Zamora al denunciar a Cristóbal de Padilla respondiendo a los edictos del prelado de la diócesis: una vez empezada la cosa, se monta la clásica española: unos delatando a otros, algunos huyendo, el follón montado. Y a los autos de fe.
El 15 de abril de 1558 se presentó a declarar en descargo de su conciencia Doña Antonia de Mella, mujer de Gregorio de Sotelo, vecino de Zamora. Trataba de desenmascarar a Cristóbal de Padilla, el cual le había leído algunas cartas del maestro Ávila, que trataban de la misericordia de Dios… unos días más tarde volvió a presentarse con unos escritos espirituales y cartas. La razón por la que se incluyó esta declaración en el proceso de Carranza es que según Padilla, ciertos artículos eran de Fray Bartolomé de Miranda.
Si nos atenemos a ese rigor, y tendremos que hacerlo, casi todas las deposiciones serán de una levedad que hay que hilvanar con orfebrería para relacionarlas con Carranza; a la luz del tiempo más parece que sean elaboraciones posteriores por necesidad que declaraciones sobre la marcha: pero esto es sólo una hipótesis.
El 17 de abril compareció ante D. Antonio del Águila, obispo de Zamora, Pedro de Sotelo, vecino de la aldea del Palo. También refirió las visitas de Padilla, pero detalló mucho más la procedencia de los papeles; Padilla dijo a Sotelo que eran de Fray Domingo de Rojas, y de Fray Antonio de la Ascensión, también Dominicos, y concluye con una frase ambigua que no aclara nada: con esos hilos se urde la trama.
Esto es España, y siglo XXI: con cuatro rumores y maledicencias se difama y hunde a cualquiera, con gran aplauso de la turbamulta; mientras los demostrados facinerosos campan a sus anchas ¿alguien de verdad cree que se ha progresado desde los autos de fe?
2 comentarios:
Bueno, está claro que Carranza tuvo alguna relación con los encausados de Valladolid. A la postre, ¿en qué se concreta exactamente esa relación? Porque aquí es donde yo veo el meollo de la cuestión.
Y, desde luego, si que hemos progresado desde entonces. Ahí tienes la justicia express del neochequismo español.
Siendo quien era era lógico que le citaran todos; no era uno más, y los de Valladolid en lógica humana intentan encomendarse a lo más alto evitando la hoguera.
Sobre el sistema judicial eespañol actual mejor callar, evitando la cárcel.
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