lunes, 21 de abril de 2008

El espacio es el tiempo

La percepción de la realidad es el espacio de la infancia; al crecer lo aumentamos o lo constreñimos; ahí establecemos nuestra grandeza o miseria, en España sobre todo se cuantifica el nivel de miseria cerebral más que el de grandeza.

La organización del espacio en España son las centuriaciones romanas: de ahí la organización de los cultivos, el jabugo, los campos de Valencia, el tribunal de las aguas, las vías pecuarias, el queso, las campanas, el conocimiento y la cultura que es la que ha dado consistencia a una historia que se mantiene: creas o no, catedrales tenemos, que se levantaron en fe por la fe y con el concurso del tiempo; si no te hacen falta solideces tienes el camino de Santiago: lo cual sí es espiritualidad y no la memez de empezar en Rawalpindi porque de Lahore últimamente está imposible para ir a ninguna parte: En el camino de Santiago está Dios, que acecha.

La organización del espacio es la organización de la casa, la casa la hace la familia, la familia la hizo el amor y la constituyo la cultura: debemos demasiado al catolicismo como para dejar que nuestra concepción de la fe nos ciegue en su valoración:sea lo que sea, la cultura es católica.

Dum paucos dies, España ha tenido problemas, que resolvió el tribunal de las aguas; el espacio se organizó con estructuras familiares que hicieron crecer a la sociedad, y que ahora mor de una modernización ridícula estamos perdiendo: las aberrantes ciudades no son un espacio de libertad sino un opresivo sistema de control; los pueblos se han constituido en reservorios de envidias; nadie puede irse a vivir al monte de su trabajo: ningún político, politiquillo o politicastro planteará la liberalización del suelo y su uso: no sea que la gente viva como le de la gana, se aumente la producción de Jamón, Chorizos y demás para exportar a todo el mundo; no sea que la gente use la tierra para vivir de ella y del fruto de su trabajo: eso no: todo ha de ser industrial, así el hombre se mecaniza y su vida no vale nada, ni siquiera para sí mismo. La excesiva regulación y la aberrante burocracia impiden que ninguna iniciativa pueda ser espontánea: todo lo que no sea regulado por el estado anatema est; no hay libertad, no hay nada. El progreso es una palabra que encierra el avance a pasos agigantados hacia el australopitecinismo, como se empeñan en demostrar los sinvergüenzas que están en las cortes.

El problema no es la estulticia del pp; no es el stalinismo de zp; el problema es que la cortina de humo evita que la gente vea la esencia, la gente deja de serlo para ser "unidades sociales de producción" y nada más que eso, y ellos hacen lo que les da la gana que para eso son el politburó.

El hombre está en la tierra de España por una unidad sagrada que certifica el catolicismo. Quien no quiera ver eso empuja a la degradación de la sociedad: y algo sí hemos avanzado en la percepción en los últimos años: como Pepiño habla y se cree que es alguien, el referente de España es Pepiño el de los palotes; ahí se mide Rajoy, bragaslocas, Soraya, liguerillos y demás patulea.

Y no es eso: más se tarde en ser conscientes, más doloroso será el parto. La humildad es una característica de la sabiduría; la soberbia se ha adueñado de España.

6 comentarios:

Ignacio dijo...

En las grietas está Dios, que acecha.


Es un verso de Borges.

Váitovek dijo...

La firme trama es de incesante hierro... el camino es fatal como la flecha, Pero...

"La percepción de la realidad es el espacio de la infancia". Qué cierto.Pero nos escapamos del jardín y nos pasamos la vida como Pulgarcito en el Bosque.

Mary White dijo...

"La percepción de la realidad es el espacio de la infancia".

Yo sigo aquí,en el País de Nunca Jamás.

o s a k a dijo...

España es un lugar donde las cosas no suceden: sólo pasan

n a c o
amímedabandos

Luis Amézaga dijo...

No sé si será sagrada la unidad, ni católica. Me cuesta verla a mi alrededor.

o s a k a dijo...

no se fíe, Don Luis: yo no llamaría 'catolico' a lo que usted tiene alrededor. Parece más bien nazismo emergente.

mucho ánimo,

n a c o
nominalismosaparte