lunes, 11 de febrero de 2008

Aburrimiento

Que se eroguen la representación de la cultura es lo mismo que si un albañil habla en nombre de la historia del arte: con un poco de suerte, quizá haya colaborado a hacer algo que en algún momento haya sido beneficioso para la cultura, pero nada más. La gente del espectáculo deberían ser más humildes y saber que no son más que cabareteras venidas a más (con suerte) y desde luego, lo de hablar en nombre de “la cultura” es de una soberbia que tira de espaldas, máxime con estas cuadrillas que tenemos de “porque yo lo valgo”.

Los del espectáculo en España son las folclóricas de siempre: sumisión y adoración al poder, siempre: ni siquiera son originales.

Y desde luego, no podemos hablar de creatividad: en total, entre todos habrán hecho una canción o dos que valgan la pena; lo demás, tirarse el rollo, que de eso sí saben.

Pero es lo que hay: muchos blogueros hablan en nombre de la blogosfera, o establecen sus leyes, otros en nombre de la cultura, los políticos hablan en nombre del “pueblo” y hay quien habla en nombre de “la universidad” de “la humanidad” y ya los más humildes los que han de “salvar la tierra” que también mandan huevos.

El máximo de ese recurso es clásico: como no tienes argumentos te invocas a un estado superior para así sublimarte a ti mismo y blindar tu autoridad: el clásico, hasta ahora era el “yo, como médico” con lo cual ponían su ego por delante y entonces creían que convencían.

Ya no funciona. Realmente, los que ejercen de médicos ahora en España son realmente lamentables, para que engañarnos.

Los políticos, en su línea, han decidió que es lo que necesita el pueblo, España, la sociedad o la Bernarda, y elaboran toda una estrategia para convencerlos de ello: patéticos: eran mejores los vendedores de crecepelo del oeste. No hay discurso ni debate político, simplemente, es ver quien ha decidido la casta, en su propia ley, que sea elevado a la villa y corte a lucir sus habilidades y medrar, sobre todo, medrar.

Y si alguien piensa que hay algún discurso que no sea ese, anda muy confundido.

Nos han condenado a una dictadura, además mala: ya no se hacen chistes, el aburrimiento es la Ley. Es una dictadura, con partido único, solo que en dos partes, sindicato vertical, sólo que en dos partes, y cada de vez en cuando votaciones, por aquello de aparentar, y nada más.

Da vergüenza el ver la coreografía que montan los partidos: es claro que se hablan entre ellos, y no a la gente, por la gente, o de las necesidades de la gente.

Sólo hablan para su propia clientela: en ese paquete entran los medios de “comunicación” y supongo que los distintos grados de excelencia en la villa y corte, independientemente de lo que pase en la realidad, independientemente de la gente: quieren seguidores como en el futbol, y la gente lo hace: si les gusta, adelante, son más, que le vamos a hacer.

Pero esto no es una democracia, es una dictadura, en la cual los que más ascienden y más poder detentan son los más patanes, y así, de estupidez en tontería hasta la debacle final, siguen su numerito, que se trata de que les hagamos honor a sus afanes de protagonismo, y no a su trabajo o sus propuestas, firmes y en serio ¿las hay?

De zp, ya sabemos: es Zapp Brannigan, y no da para más, vamos: que es un imbécil, solo que engolado y así engaña a alguien; Rajoy, como Clinton: más preocupado de lo que hace con su puro que del interés de los ciudadanos.

Este baile me aburre, profundamente; y ningún político es ni siquiera elocuente: sigan con sus bajezas, que a la gente ya la han perdido.

Igual que ha hecho la jerarquía de la iglesia con los católicos: confundirlos y despistarlos; se impuso el relativismo, y aquí no pasa nada: pero pasará, porque esto es insostenible, y esa gentuza deberán responder.

Mientras tanto, esa panda de aburridos no conseguirán imponerme su bajeza: allá se pudran, con su carencia absoluta de inteligencia, de creatividad, de capacidad de trabajo y de dar soluciones: La galaxia seguirá siendo divertida, a su pesar, a pesar de tanta sombra, a pesar de tanta infamia.

1 comentario:

Luis Amézaga dijo...

Otro repaso en el que no se libra ni el apuntador.

Cultura con minúscula, usos y costumbres. Como los inmigrantes aprendan a hacer el memo con el dedo circunflejo, aviados vamos ;)