miércoles, 27 de febrero de 2008

Retrato

todas las actitudes y valores del progre moderno consistían en instintos autodestructivos disfrazados de humanitarismo y utopía. De imponerse todos los dogmas progres en todo su esplendor no habría sociedad que durase más de dos o tres generaciones, tales serían el debilitamiento y el auto-odio inducidos. La demografía es, por ejemplo, un gran indicador de lo que decimos. Pareciera como si toda estrategia natural de supervivencia colectiva fuese objetivo de la piqueta de los autoproclamados progresistas (y de no pocos liberales): natalidad, familia, autoprotección, autoestima colectiva, el instinto de perpetuación en sus múltiples sentidos… todo. El mero hecho de pretender que tu población, habitante ancestral del solar de tus antepasados, no sea sustituida demográficamente en un par de generaciones te convierte en un xenófobo.


sí, usted lo es. Por negarse a dejar de ser quien es. Más todavía: por negarse a desaparecer. O bien por haberse dado cuenta de la locura colectiva de la izquierda moderna. En esto los progres se parecen mucho a los sometidos, también conocidos en español por “musulmanes”: no hay nada que odien más que un apóstata. Advertido está.


Noticias de eurabia hoy especialmente certeras.

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