domingo, 1 de agosto de 2010

Melchor Cano

La concordia reinaba entre ellos en 1556. En momentos en que Cano, perdida la gracia del Papa buscaba apoyo en Carranza, éste se unió a la conjura de Cabildos y jesuitas contra su hermano de hábito y se negó a escribir al rey en su favor. Cano comenzó a distanciarse de Carranza. Las cosas se complicaron con motivo del frustrado provincialato de Cano, raíz para Beltrán de Heredia de la ruptura entre los dos dominicos. Carranza no fue prudente y dio un paso contraindicado, al escribir al padre general en contra de Cano.

Cano no tiró la primera piedra.

En el interrogatorio de tachas, presentado por Carranza contra testigos contrarios, dedica tres preguntas a Melchor Cano.

La documentación es polémica y  parcial.

¿Si los amigos de Carranza dicen la verdad, porque negarle la verdad a los enemigos?

Carranza llama a Melchor Cano “enemigo capital

La enemistad es un hecho público y notorio.

Rengifo, SJ. (1606) “Y fray Melchor Cano, que nos era muy afecto, decía de nosotros: un cosa me contenta de estos padres: que nunca jamás se ha visto murmurar ni disminuir unos de otros

Meneses, hablando del momento en que Carranza fue elegido provincial (1509 “allí salió de madre”)

Fermín Caballero: “Carranza, 5 años mayor de edad, había ido siempre delante de Cano, en la profesión monástica, en la colegiatura, en la cátedra, en los grados, en asistir a Trento, en el puesto de provincial, como candidato para mitras, como designado para el confesionario regio y en todos los demás cargos y honores

Al regresar de la segunda fase del concilio de Trento, Cano es obispo de Canarias. Carranza renuncia al provincialato, pero hace caer éste sobre en Fray Alonso de Hontiveros.

1557 Cano es elegido provincial en el capítulo celebrado en Palencia de su diócesis. No fue confirmado en su cargo por el padre general.

En el provincialato:

-Fray Alonso de Hontiveros.

-Cano.

-Fray Cristóbal de Córdoba.

-Cano.

-Fray Pedro de Soto.

-Cano.

-Fray Tomás de Pedroche.

Esto, en años de inestable situación interna de la orden a Cano no le faltaban enemigos: el papa Paulo IV había puesto en entredicho a Cano, le había indignado el dictamen de Cano favorable a la guerra iniciada por Felipe II contra el pontífice Romano.

Los Cabildos, ofendidos por el dictamen de Cano a favor de los obispos y de la cobranza de la Cuarta.

Por último los jesuitas: El rey escribió al Papa por medio del Cardenal de Sigüenza para que Melchor Cano fuera enteramente Restituido y satisfecho, pero nada consiguió.

Cano acudió a Carranza, ya arzobispo de Toledo, para que este escribiese en su favor al rey, al papa y al General. Carranza se negó.

Cano manifestó su resentimiento a fray Pedro de Sotomayor.

Caballero, siguiendo a un censor devoto de Cano, pondera su celo batallador contra toda casta de herejías, aunque se atreve a calificarlo de rayano en vesania.

Beltrán de Heredia califica a Valdés de Terrorista.

29 mayo 1559 Carranza escribe a Cano quejándose de la actuación del inquisidor general y de que se valiese para ella de los servicios de Cano convirtiéndolo en “instrumento de sus pasiones

Cano contestó el 3 de octubre de 1558 una carta acerada desmintiendo la sospecha de Carranza. “no ha observado pasión alguna en Valdés y que el ciertamente no se prestará a ser instrumento del apasionamiento de nadie.”

En la carta dice que no irá contra Carranza.

Desde septiembre de 1558 se venía ocupando con ardor Cano de la censura del Catecismo de Carranza por encargo del Inquisidor general.

A pié de página relata Carranza como Cano le miente.

No se llevaban nada bien, Valdés le encomendó el catecismo a Cano por su aversión por Carranza.  Al parecer, la iniciativa fue de Cano.

Fray Pedro de Sotomayor: Valdés encomendó la censura del catecismo a Cano “porque sabía que el dicho maestro no era amigo del arzobispo de Toledo” “se quiso aprovechar de Cano, y trabaron muy estrecha amistad

Cano había deseado el catecismo, Valdés le dio la ocasión. Con Cano colaboró Fray Domingo de Cuevas. Fórmula de trámite para autorizar a Cano.  Se dedicó varios meses a la censura del catecismo, no sin escándalo en la orden, entre otras razones por su condición de prior de San Esteban.

Insistió ante Valdés para que obligara a Fray Domingo de Soto calificar la obra de Carranza.

Al final, Soto se queda más solo que la una.

En el convento de San Pablo, hizo hurto para robar un catecismo: por eso Marañón le llama Energúmeno.

Entonces Valdés se lo pone a huevo: Le encarga una censura teológica de sus proposiciones In rigore, ut iacent

Según Carranza, por éste método hasta la sagrada escritura es hereje.

Valdés es el responsable de la bestiada, y Cano el ejecutor.

Caballero acumula algunas expresiones de Cano desfavorables a Carranza acaba pidiendo perdón por la “santa cólera

Cano se corrompe a cuenta del pleito sobre el adelantamiento de Cazorla.

Pasión de los diablos” en la orden dominicana, ahy escisión en la familia dominicana. Carranza versus Cano.

1559 abril. Carranza escribe contra Cano. Cano se está pasando “es más hereje que Lutero

La frase difamatoria la soltó ante este Cano.

30 mayo 1559, Fray Luis de la Cruz comenta los chismes de la corte. Avisa de que o se les para los pies, o algo irá a mas...La carta cayó en manos de la inquisición. Ribadeneira: los que van de ingeniosos, son de Cano, los graves, de Carranza.

Cano en carta a Felipe II se hace pasar por mártir de la fe, porque no le hacen provincial.

Obtuvo el provincialato poco antes de morir.

La partida de Cano está estrechamente vinculada al inquisidor general Valdés: financió los gastos del viaje.

Viaje anómalo desde el punto de vista de la disciplina de la orden.

Fray Francisco Ramírez anota que Cano le dijo “que llevaba granes negocios de la inquisición a Roma, y que el segundo auto de la inquisición nos se haría hasta que él volviese.” Y además “que si el dicho arzobispo de Toledo no le hacía confirmar su elección, que él le haría hereje

Cano fue a Flandes a “informar” al rey y obtener su apoyo para ir a Roma. “porque de su majestad llevase seguridad para poder entrar en Roma, la cual el dicho Cano no tenía por estar su santidad Paulo IV mal con el dicho Cano, por haber sido de parecer que su majestad llevase subsidios y cuartas de la iglesia los años pasados

Para Tellechea, la entrevista con Felipe II fue clave en su actitud respecto a Carranza, que  En Inglaterra había sido distinguido con la amistad y la privanza del rey, lo que suscitó rencillas y envidias. El rey le forzó a aceptar la mitra de Toledo, y fue quien lo tranquilizó, frente a la tormenta que ya sabía que venía  diciéndole que a “nadie acudiese en este mundo fuera de a su persona” Carranza le creyó.

Luego, accedió a su prisión y durante el proceso enmudeció sorprendentemente, sin mover un dedo por su antiguo amigo.

El camino de Cano se allanó con la muerte de Paulo IV, el papa que en una bula lo llamó “hijo de perdición” y se opuso a su confirmación en el provincialato.

Paulo IV murió el 18 de agosto de 1559.

Morone, cardenal, protector de la compañía, le hizo alguna amonestación: Cano llamaba amancillado o marrano a Francisco de Borja y al padre Laínez.

Muere el 30 de septiembre de 1560, el día exacto en que se leía por el fiscal la primera gran acusación oficial contra Carranza.

En la teología dogmática Cano goza del más alto renombre; no tiene en su haber obras específicamente espirituales, su sistema se nos presenta más como un cuadro de ideas antitéticas que como un cuadro armónico y completo de ideas positivas. Cano es un intrigante vengativo y difamador.

Para Menéndez Pelayo la censura de Cano fue “piedra angular del proceso

Se “admiraba demasiado a sí mismo” Bartolomé Alcázar.

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