martes, 24 de agosto de 2010

El objetivo de la historia

El discernimiento debe ser la clave para entender cualquier época pasada sin condicionamientos ni prejuicios, sólo así podremos intuir el valor de la historia.

Ian Gibson dice no entender que no se estudie árabe en las escuelas.

Quizá debería de entender que si la lengua de un país es erradicada por completo no es por decreto jamás, sino porque sus hablantes acaban hartos de esa lengua, tan hartos que la conjuran: por eso en Andalucía hay tanta granja de cerdos, como un exorcismo; por eso la semana santa donde se celebra es en Andalucía, más que en el Vaticano: porque la gente que lo vivió y lo sufrió saben lo que es el horror de vivir con sarracenos y ser bestias aparentemente civilizadas; porque nadie jamás ha acabado con una lengua por decreto: acaban con ella sus hablantes, aunque luego culpen a Franco, a Aznar y a Bush y se empeñen en enseñar inglés.

Era la segunda lengua más hablada de España.

Ahora el temor debería ser para cualquier persona, historiadora o no, que busque la verdad, saber que infamias se están cometiendo con los papeles de Alcalá Zamora que aparecieron como por encantamiento y como por encantamiento se nos ha negado el conocer su contenido: aunque se quieran manipular, y no me cabe duda de que lo están haciendo, lo que sucedió, sucedió, y el negarnos la verdad sólo aumentará la confusión temporalmente, pero al final se impondrá.

No querer ver la verdad no es una buena estrategia.

2 comentarios:

Conrad López dijo...

Hombre, el corto plazo es lo que prima en la clase rectora (ya sean políticos ya sean empresarios), y en el corto plazo la mentira suele dar "buenos" resultados ... con cargo al debe de las generaciones venideras, of course. Pero eso sólo le importa a los fachas como vos, mesié.

Ignacio dijo...

Me tatuarán una cruz de facha para poder quemarme mas a gusto, hace tiempo que tengo esa certeza.