domingo, 8 de agosto de 2010

Las Obama (os recibimos con alegría)

El anterior Año Santo coincidí en Sarria, a la hora de cenar, en el hotel Alfonso VI, con la hija de Bush que también andaba peregrinando: rodeada de medidas de seguridad, pero peregrinando.

Su padre era el presidente de USA y lógicamente andaba con su protección, pero iba andando: aquella noche apenas unas palabras, unos cafés y no demasiado más(a vosotros os lo voy a contar): una peregrina, varios peregrinos de juerga nocturna al olor ya de Santiago los que habíamos salido de Roncesvalles; los domingueros llevaban la ropa limpia; a nosotros se nos notaban los siglos de cansancio.

Cada vez que he contado que conocí a aquella chica y hable con ella ¡un peregrino hablando con una peregrina! me han llovido críticas de todos los colores: no soy consciente de que hablé con la hija del diablo, el presidente USA: o sea, que la gente toma partido por los presidentes de otro país, y ahora, todos en cuadrilla, a adorar a las negroides que andan por aquí: debo decir que no las he visto pidiendo ni vendiendo collares por las playas, pero tienen toda la pinta.

Bush consideraba a Aznar, por bien, o por mal; a José Luis Rodríguez “el puma” no lo consideran ya ni en su barrio en León; pero como parece progre y es políticamente correcto hasta parecer que es negro de película y todo, pues ale, todos a recibirlos con alegría.

La hija de Bush iba andando a Santiago. La prefiero, no por nada, a lo mejor es que no era tan estrella de los medios o aspirante a famosilla, solo peregrina.

Que lamentable patetismo paleto y cutre el pábulo que le dan a la Obama.

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