Si el enemigo no es El Papa, es alguien de lo que llaman “derecha” sobre el cual cargan toda la batería de ataques, siempre a una sola persona; normalmente se individualiza a uno sólo todos los pecados que arrojan sobre él, chistes bromas y demás propaganda, unifican en alguien al enemigo; se adjudica al Papa, o a los de la derecha actitudes horribles y malas que son las que ellos están llevando a cabo, por ejemplo con el sistema policial, por ejemplo con el desprecio a los trabajadores en España; se exagera y se magnifica cualquier nimiedad real o inventada del Papa o el catolicismo o la derecha o los empresarios, que al acabar la jornada laboral como todos sabemos se comen a un obrero en un ritual neocon; todos los chistes son zafios, groseros, soeces y banales, hechos para tontos; una vez elaborada una consigna o identificado un enemigo el lema y el ataque es el mismo en todos los medios de la progrez con los mismos argumentos, machaconamente, con el mismo criterio todos sin ninguna fisura; para cuando les desmontas el argumento, ya sacan un nuevo tema o un nuevo lio o un nuevo mantra con sus consignas y olvidan el anterior; ningunean la respuesta del adversario; todo se elabora a partir de cosas fragmentarias sin dar todas las fuentes ni contar bien el dato, y siempre es apoyado en algo verosímil; se calla sobre el caso Bono y se agita el caso Gürtel silenciando los propios errores y magnificando los del adversario; se magnifica la envidia y el odio se potencia mediante su excitación en lo más bajo del ser humano; y claro quien no piensa así es ninguneado denostado y apartado socialmente, porque no es políticamente correcto.
Joseph Goebbels, íntimo amigo de Hitler, fue el que elaboró los principios de la propaganda, los cuales, uno a uno, se dan de corrido en este momento: tal cual, el párrafo de arriba: lo he escrito siguiendo los principios de la propaganda, que tan claramente veo en la actuación de la satrapía en este momento.
1 comentario:
La racionalidad moderna consiste en mitologizar la realidad después de haberla fragmentado y clasificado según criterios de "utilidad". Por eso no es contradictorio (realmente contradictorio) que quienes más racionalistas se declaran más irracionalmente conciben el mundo.
La satrapía mundial es el climax de la racionalidad en la historia de la humanidad.
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