Rebuzna Fidel Castro contra una guerra nuclear: claro que llega el apocalipsis, pero de tan elevado que tiene el culto a su personalidad que lo ha extendido a sacrificar la vida y mentes de una nación, y encima ha colado, no comprende que intuye su muerte: no es que él se muera, es que se acaba el mundo; comprensible en la mentalidad del mayor proxeneta, traficante de mujeres y sexo y narcotraficante de Sudamérica.
Llega el tiempo de rendir cuentas ante Dios, pero él ve avecinarse el apocalipsis, y no me da pena, sino risa: todos los jaleadores de la dictadura cubana al son que toca el país (periódico extinto) ya empiezan a poner en entredicho esa atroz dictadura y empiezan a cambiar sus parámetros: si bien la guerra es mala, sea Irak o la guerra civil, la que hizo este para ejecutar un genocidio y justificarlo era buena y no era una guerra, era la revolusión y claro, Castro era un héroe: no se podía hablar del exterminio sistemático de maricones y tortilleras ejecutado porque a su hermanísimo le dejó un novio, ni poner en cuestión los grandes avances de “Cuba” que de ser una nación próspera se hunde más abajo de la miseria mientras el cruel dictador se va ir a la tumba siendo uno de los hombres más ricos de la tierra: las cuentas, en Suiza.
Ahora los progres empiezan a alejarse de Castro, e intentan mantener su progrez sin siquiera referentes, adelante la soberbia empujada por la estupidez.
El ser de izquierdas ahora en el mundo (que sólo hay uno,como civilización, el cristiano) es tan sólo la justificación de la generación progre y la demostración con carnet de ser un envidioso y tiñoso. Y no hay más. Si hay algo entraré en alborozo y cantaré loas de alegría, pero es que no lo hay.
Rajoy está haciendo su gobierno en la sombra. Cree que va a gobernar. Puede ser. Lo que necesita ahora España no son políticos futuros ni grandes oportunidades de futuro (cómpreme el futuro, parcelado y por acciones) necesita hoy políticos hoy, que den ilusión hoy, y generen alegría y expectativas hoy, lo demás son vendedores de crecepelo en el desierto: Rajoy quizá gobierne, pero nunca será merito suyo, si no le debe el favor a Aznar, se lo debe a José Luis Rodríguez “El puma” que perderá las elecciones, no será porque el las gane.
La política es hoy ahora, no gobiernos en la sombra ni promesas de futuro: y se meten con la iglesia porque habla del más allá. Cuando gane Rajoy, todos a cubierto: no será mejor que éste tipo, visto lo visto.
Ahora en España nadie hace nada ni dice nada y todo funciona como un drama orquestado con actorcillos de segunda división en la política ejecutando memeces para entretener a la plebe.
Porque eso es lo que es la gente: vulgo, plebe, chusma y populacho, ni pueblo, ni personas: hez, morralla.
Ya han empezado los navajazos entre la satrapía: no hay para robar todos aunque entre ellos se lo han prometido y empiezan a apuñalarse más o menos evidentemente según la escala: la cosa ha empezado por los pueblos e irá subiendo, no pueden robar tanto ni medrar tanto como se creían y ahora entre ellos a traicionarse como manda su tradición: ojo con esto, que son gandules y vividores: morirán matando, nada crearán porque sólo saben destruir.
La peor generación de la historia de la humanidad, la progrez: la primera generación en la historia que dejan menos herencia de la recibida: Dios mío, es el horror.
2 comentarios:
Eso de que no ganará él sino que perderá el otro es lo que comienza a ser costumbre en las “victorias” del PP. Pero ellos no se enteran.
Pasó en Galicia, y así lo dije, cuando “ganó” el pollo que tenemos aquí, el analfabeto que escribe su apellido con acento cuando es una palabra llana acabada en vocal, un tal Feijoo. No ganó, perdieron los otros porque los gallegos estaban hastiados de la mierda nacional-socialista. Los que le votaron lo hicieron con la narices tapadas y mirando hacia otro lado.
Pero eso es el PP, el mal menor. Al final se han convertido en “lo que queda”, el bagazo, el residuo, eso que queda cuando lo demás se ha consumido. Su único mérito es ser menos destructivos que los sociatas. Y así vamos.
Amigo Ignacio, yo no creo que necesitemos políticos ilusionantes. Yo, con que robaran poco y no se metieran en mi vida privada, ya me daría por satisfecho. Saludos postvacacionales.
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