lunes, 6 de septiembre de 2010

El social ingenio

El miedo atenaza a las personas: quien habrá que no tema algo: si van en coche las normas de tráfico han dejado de ser un referente de actuación para ser un conjunto rígido de normas imposibles de cumplir: no se aumenta la capacidad y eficiencia de las carreteras, se culpabiliza a los conductores y se les induce al temor con límites ridículos; en las ciudades, nadie hay que esté a salvo: al criterio del que quiera todos pueden ser multados.

El miedo constante hace a la gente amargada y triste, eso interesa a la satrapía socialdemócrata que encuentra siempre un argumentario aparentemente científico para justificar sus desmanes: ahora andan con sus ingenierías de comunicación intentando colar que la gente no pueda fumar en sus propios coches.

Temor a perder el trabajo y a quedarse sin dinero, temor a perder el paro, temor todos por todas partes: la maquinaria del estado no sirve a nadie, se sirve de las personas para justificarse a sí misma: muy interesante para los interesados en la “sostenibilidad del sistema” que son los vividores del mismo, y nada más: siempre los aparatos del estado justifican su bondad: así Stalin, Lenin, Mao, Castro, Hitler y demás patulea que “buscaba el bien del pueblo” y salvan a los pobres.

No se sabe de que salvan ni a quien pero queda bonito: y la gente se lo cree.

Lo único que está haciendo la satrapía gobernante es justificar su permanencia: como no tienen creatividad ni saben que hacer, culpabilizan, a la gente, de sus desmanes y eso  les funciona, al menos, de momento: porque la gente se autoculpabiliza de los desmanes de otros, y mientras tanto siguen saqueando: con miedo, se les nota en la cara, más que disimulen.

Los sindicatos para justificar su existencia y seguir siendo los sindicatos del régimen, ahora van a empezar una campaña de extorsión a autónomos y pequeños empresarios basada en “inspecciones de trabajo” para “que la crisis la paguen los ricos” con esa demagogia de retraso mental evidente, van a generar más problemas y paro que otra cosa, y la gente ya se da cuenta de que va la cosa y les da la espalda, más o menos evidentemente. Machacarán a los pequeños: a las grandes empresas las vacuna el propio estado y ni las miran. El sistema ha muerto, y muere matando, ni siquiera tienen elegancia: elegancia, como  los diputados franquistas tras la muerte de Franco, que pudiendo tener todo el poder y hacer lo que les diera la gana, lo entregaron sin pedir nada a cambio.

2 comentarios:

Conrad López dijo...

Buenísima entrada, Ignacio.

Todas esas cosas que mencionas (el trabajo, el dinero, el subsidio ...) han sido magnificadas a un punto en el que parece que lo peor que puede cocurrite en la vida es perderlas. Y el miedo es una palanca de un poder increible para el control remoto del personal.

El personal ha asumido con demasiada facilidad la absurdez de que la libertad consiste en disponer de el número mayor de posibilidades para elegir, y no son capaces de librarse siquiera de sus miedos.

Monsieur de Sans-Foy dijo...

¿Elegancia?
Para algunos, eso equivale a ropa cara (aunque les convierta en morcillas de Burgos, como le pasa a doña Leire)
Elegancia... ¡A buen sitio hemos ido a parar!