En Esparta no había prostíbulos. Para Plutarco era por la especial configuración de su moneda, que apenas tenía valor en el “mercado” de la época. De hecho, la moneda en Esparta era testimonial; una sociedad basada en la tradición y ausente de toda superficialidad. Solón en Atenas es el inventor de los burdeles; uno de los siete sabios.
La configuración del sistema monetario era forzadamente ajena a lo común de la época: anclados en su tradición, la autarquía, y la libertad, la moneda era más un problema que una mejor manera de convivir entre ellos y con otros. Me recordaba esto Dhavar bajo el faro del cabo de Palos, hablando del rigor de los tiempos: madre mía, que poco sabemos. La intelectualidad griega, y todo el sistema, era engrasado adecuadamente con moneda de los templos de Babilonia y Sumeria; no así los espartanos, que precisamente por haberse anclado a su tradición y ajenos a toda frívola superficialidad, supieron ver al enemigo untando en moneda a la Grecia a su alrededor, y decidieron mantener su cultura y su civilización fuera de modas y encantamientos pasajeros: aunque los éforos estaban bien engrasados por las riquezas, Leónidas dio su vida por la civilización y la cultura: del carácter espartano da cuenta el que no fué elegido para ir con los 300 a las Thermópilas: en vez de sentirse ofendido, estaba orgulloso de que en Esparta hubiera trescientos mejores que él.
Las mujeres gozaban de plenos derechos y gran poder, y una entereza de ánimo que las ha hecho legendarias.
Murieron defendiendo la civilización, 300, y despertaron a toda Grecia de su ensoñación lujurienta: no se vendieron por dinero, y supieron ver el peligro de la moneda común y la codicia; supieron dar una lección que define a nuestra civilización, supieron vivir como hombres libres y prefirieron dar la vida que vender la patria y la libertad.
Exactamente lo mismo que pasa ahora.
1 comentario:
Si, como decía el otro ... "igualico, igualico que el difunto de su abuelico".
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