jueves, 17 de marzo de 2011

Terremoto

A fines del XIX hubo uno en Alicante que produjo en algunos sitios licuefacción; lo cual es muy divertido de estudiar.
No hay ningún dato publicado sobre niveles de radiación en los vasos de las centrales en peligro: pero los periodistas de tv y radio dan datos exactos y precisos: si quieren prestigio para esa profesión deberían dejar de mirarse en el espejo de Belén Esteban.
Una chavala en Japón deja en ridículo a los periodistas; y yo me entero por tweeter: que patética  es la caída de esa profesión que quisieron fuera honrosa.
La manipulación es graciosa: es horrible, y catastrófico, y la realidad, no va a estropear esta enorme propaganda: si cotizan en bolsa las centrales nucleares francesas, entonces ya entiendo, si no, sólo es achacable a la estupidez humana, fuerza más pavorosa que la del terremoto.
Tanta estupidez resulta aberrante: se obvian los muertos del terremoto, los del maremoto, los de Libia, por una catástrofe que quizá tal vez si se diera el caso, podría suceder: y todos a alarmarse: el fin del mundo está cerca ¡arrepentíos!
Y todos estos son los que hablan mal de la iglesia católica y se refieren a ellos mismos como científicos.

3 comentarios:

Museros dijo...

Bueno, no sólo los periodistas.

Sorprendido estoy de comprobar, esta última semana, la cantidad de geólogos y físicos nucleares que hay en España. Están por todas partes. Y lo calladito que se lo tenían.

Interruptor dijo...

Tiene razón Museros, la cantidad de físicos nucleares que hay en España es sólo comparable a la cantidad de pilotos e ingenieros aeronáuticos que se dieron a conocer tras el accidente de Barajas o a los capitanes de barco, más ingenieros y biólogos marinos que se dieron a conocer tras el hundimiento del Pretige.

No lo sabíamos, pero tenemos un país plagado de especialistas en tantas cosas que uno no entiende cómo es que no nos hemos librado de la crisis. O a lo mejor se entiende precisamente por eso.

JC dijo...

"Y todos estos son los que hablan mal de la iglesia católica y se refieren a ellos mismos como científicos."
Estupenda conclusión. Encantado de leerte (de nuevo, aunque quizá también por pen/última vez).
Un amable saludo, Ignacio.