miércoles, 9 de marzo de 2011

Pulvis reverteris

Las espigadoras de Millet rezan el ángelus con la cerviz doblegada por el sol y atentos a la tierra que les sustenta y los albergará; la concepción de la vida acorde con el natural ciclo de la vida es una alianza que se establece en el Evangelio y pervive y se depura con la evolución de la cultura: las espigadoras de Millet no eran seguramente mujeres trabajadoras ni dignas de conmemoraciones vaginistas: simplemente trabajaban, si tocaba, y se organiza la vida desde que sale el sol hasta que vuelve a salir el sol: y eso es el cambio de día, no las tonterías cronometradas acordes a un sistema horario que ya no pertenece al hombre sino a una máquina que decide: el día empieza y acaba cuando sale el sol; y jamás a medianoche.

La vida organizada en el orden familiar que pervivió desde Roma hasta la implantación del estúpido sistema fabril financiero genera toda nuestra cultura y riqueza: desde que ahora somos todos señas fechadas con horas definidas en tiempos marcados, todos hemos salido perdiendo: todos, todo, por todas partes, en mor de una presunta evolución en la cual a cambio de un presunto crecimiento económico las personas viven cada día peor, más degradadas, peor consideradas, despreciadas y consideradas como una pieza de una maquinaria.

Crecimiento económico ¿hay algo que pueda crecer eternamente y siempre creciendo, hacia no se sabe donde? y hay quien se asombra de algún misterio de la Fe.

Miércoles de ceniza: España hecha cenizas y todos deseando que el ave fénix resurja rugiendo contra la abominación de la bestia; de cenizas; todo el trabajo acumulado desde que el hombre se irguió sobre la tierra dilapidado mor económico; de cenizas: los españoles hechos auténticas cenizas, y, sobre todo, echando humo.

Las espigadoras de Millet doblan la cerviz bajo el sol y se encomiendan a Dios cara a la tierra; nunca el hombre había sido tan ajeno a sí mismo y a su tierra como en estos tiempos de sistematizaciones de reivindicaciones patéticas de imagos ridículos: rezan las espigadoras por ellas mismas; rezan por nosotros, rezan el Ángelus, y nos creemos ahora que hemos evolucionado y progresado.

Memento, homo quia pulvis es et in pulverem reverteris.

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1 comentario:

Váitovek dijo...

Vendrá otro Angelus Novus? Y ya se sabe que con una mano siembra y con la otra corta cabezas.