miércoles, 8 de diciembre de 2010

Pisoteando el informe

A pesar del golpe de estado que está dando el gobierno, y que la gente asume con encarnizada sumisión, lo más grave que está pasando es la evidencia de que la gente no tiene educación en España: eso, es lo fundamental. Y no es nada banal, ni un dato soslayable, ni algo que deba de dejarse por otros temas: esa es la clave de cada persona, y por ende de toda la sociedad.

En los últimos años de la socialdemocracia del postfranquismo absolutamente todos han considerado que eran lo suficientemente sabios como para cambiar los modelos educativos: el resultado está en la calle, en cada calle: es impresionante el nivel de estulticia que nos rodea.

El análisis es fácil: como han gestionado el sistema burocrático de la satrapía, el sistema educativo ha sido para los  siervos de la gleba de aluvión que hacen de tontos útiles y de leva de votos necesarios, así como las funciones que se les asignan, subiendo el grado conforme se les supone mayor excelencia: así, la universidad se reserva a los más conspicuos y vehementes fieles, y de ahí hacia abajo: es impresionante el nivel de bajeza intelectual y de argumentación de cualquiera en la universidad española: no diré de conocimientos: desconocen que es y para que vale.

Pero ha funcionado: la gente asume sumisa al poder y se somete con una vehemencia que impresiona: esclavos encantados de serlo, que responden a las consignas como un resorte, y además creen que piensan por ellos mismos: eso sí lo han hecho bien.

Si se les cuela alguien en el sistema con ganas de trabajar, culto o incluso con ganas de hacerlo bien lo dinamitan, cuando no  impiden el desarrollo personal de los profesores, subsumidos en una maraña burocrática que les impide cualquier actividad que no sea dedicarse a los papeles necesarios para mantenerse en la actividad: tramas burocráticas que pocos sortean; porque instalarse en el sueldo, debe ser muy cómodo.

Pero tenemos ahí la degradación de la persona por la degradación del lengüaje, y por ende de toda la trama social: de tal modo manifiestan su ignorancia que es vírico, se expande como la lava: la gente confunde los sentidos con las sensaciones y alardean de ello: “visionan” películas, creyendo que eso es más importante que verlas; supongo que también tactean las cosas, audicionan los sonidos y olfatean los olores; pero hablar así es una cursilada impresentable; como lo que se ha puesto de moda entre los autoproclamados “críticos” de todo, que cuando alguna obra refiere un momento anterior a otra, la llaman precuela: la percolación es un fenómeno que no se da en el cine, ni en las artes; la restauración es arreglar cosas viejas, el que guisa bien es un cocinero; las películas se ven, la música se escucha y las cosas se tocan.

Así va todo: en las radios y tv cuando alguien es detenido por la policía es “arrestado” se arresta a un militar, a un civil se le detiene. Los habitantes de Finlandia son Fineses, y no finlandeses, y los edificios se ven, las cosas se interpretan, o se asumen, o se cuestionan pero un edifico no tiene “lecturas” se leen escritos, la lectura es de escritos, no hay “lecturas” de situaciones, hay interpretaciones, posibilidades, o simplemente situaciones.

Degradando el lengüaje degradan a la persona a la condición de ciudadano, ergo proletario, ergo sustituible; a la eutanasia, sin problema. Porque no se asume que cada persona es sagrada y su educación debe serlo, que no domesticación, educación.

2 comentarios:

eNe dijo...

Estupenda reflexión, Sr. de la Galaxia

Ignacio dijo...

Gracias.