Al comienzo de los gobiernos de José Luis Rodríguez “El puma” se convocó un congreso de la lengua feminista en Córdoba. La conclusión que aún recuerdo es que como el castellano es un idioma machista porque proviene del latín, había que hacer que no viniera del latín.
Ni hubo escarnio público, ni los padres se encargaron de subsumirse en la vergüenza y replantearse su vida con el horror de hijas que habían creado: con gran alborozo a la convocante del congreso la nombraron ministra, de un ministerio totalitario per se y genocida en sus planteamientos, la Aído (¿Ande?) fué ministra: nada de lo que hizo sirvió para nada que no fuera armar follón y lío. Lo demás, un dispendio de dinero del cual nadie dará cuentas ni nadie se lo exigirá.
Enrocados en la memez de actualizar, modernizar, y “poner en valor” conforme descubren las cosas creen que las han inventado, y si además detentan el poder la gente les baila el agua: en una muestra de ridículo, bajeza, zafiedad, desdoro, sumisión, adulación y esclavitud, la Real Academia ha elaborado una ortografía en la cual demuestran su más supina ignorancia, adornada por títulos y prebendas, y lo absurdo de tan deplorables tiempos.
Demuestran que la Real Academia se ha convertido en el sanedrín que condenará a Cristo por no ser políticamente correcto, en los éforos que venden Esparta a cambio de unas putas.
Es el lengüaje el que conforma la estructura del pensamiento y la conducta, su comprensión y elaboración; es la complejidad del lengüaje la que nos da la personalidad y la identidad, y el que elabora la naturaleza de nuestra cultura, si resolvemos por real decreto la inepcia como norma, y rebajamos la riqueza del lengüaje, la gente será más sumisa a los dicterios de la propaganda de la satrapía, la gente dejan de ser personas, degradándose a ciudadanos, obreros y proletarios: todos; ergo sustituibles pues carecen de personalidad per se, así, se puede hacer lo que se quiera. Y como la progrez es intelectual y creativa, siguen copiando lo que jamás son capaces de hacer, ni siquiera esforzarse: esto ya lo pusieron en práctica Hitler y Stalin, con más evidencia Hitler, con más rigor y eficacia Stalin.
Ahora, lo hacen con más armamento propagandístico y victimismo, que son feministas: primero generan el problema para tener la excusa para solucionarlo, y en las ondas del problema, generan oleadas de problemas que se enrocan destruyendo todo a su paso: ellos, se quedan tan orondos.
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