Demostrada la benevolencia del amo, demostrado que si eres de los buenos y te comportas puedes acceder a los más altos designios, Arthur Mas ha sido ascendido a tener plenos poderes sobre la finca de Barcelombia: que benevolente es el amo, que permite que cualquiera si se porta conforme es debido, acceda a los diversos niveles de la satrapía barceloní; no sólo a los de algunas consideraciones, sino a los más altos accesos: si bien es cierto que la época de aparcería ha de servir para que, a la vez que controla al aparcero, el heredero controle los votos necesarios por si se desmadra y se vaya forjando una red de contactos, prebendas, favores sumisiones y entregas para ejercer él de sátrapa, que al fin y al cabo es a quien le pertenece por sangre: Origüelo Pujuelo jamás podrá decir que el ha hecho algo en su vida o que algo es mérito suyo: tan sólo es el heredero.
Como todos los que se consideran inmortales, Jorge Pujuelo sigue tejiendo y destejiendo su trama de “contactos” favores, parabienes e intercambios; y deja clara cual es su decisión de futuro, aunque sabe que él siempre será el que esté ahí, y se lo cree, es lo que tiene estos inmortales de la legua; es lo que tiene esta satrapía infame: los virreinatos empiezan a ser aceptados con normalidad; lógico en la gente que tiene que sufrir el vivir en Barcelombia, presos de un síndrome de Estocolmo social impresionante, no tan lógico en españoles, tan poco dados a servir señores feudales: sin embargo está colando ¿que hace Rajoy sino hacerse merecedor de sus patrones que lo colocaron? ¿que hace el resto de la satrapía sino halagar, adular y entregar para merecer los designios a los que los más altos sanedrines los eleven?
Es repugnante que en Barcelona el virreinato sea hereditario, y marean a la gente con tonterías nacionalistoides y de dialectos, mandan huevos.
Se dirán modernos.
Es Nochebuena: muera el capital y el estado.
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