viernes, 8 de octubre de 2010

Pensiones

Con que vehemencia discuten acerca de la viabilidad del sistema de pensiones. Con que furor de moda pasajera se hace todo; a que precio lo pagaremos. El sistema de seguridad social se implantó en el franquismo y es una de las cosas mejor hechas en España; a título simplemente de organización social es un elevado síntoma de España: no se abandona a los débiles, se respeta a los ancianos: pues nada, a cargárselo en nombre de unas moderneces que llevan ya treinta años agostando el paisaje.

Eutanasia, aborto, pensiones: de todo lo que se habla en discusión de foro público es de muerte en todas sus variantes: la eugenesia nazi sobrellevada a hombros por los comunistas, y nada más.

No hay que reformar las pensiones; hay que echar abajo todo el sistema porque ha muerto en su propia entropía. No hay un problema económico, es un problema de adecuación a la realidad en permanente huída hacia adelante; es una burocracia falsa y falsamente hinchada.

Se llaman políticos. si lo fueran sabrían que es gestionar bien lo que hay: a base de subir impuestos, cualquiera hace cualquier cosa, pero gestionar lo que hay, bajar impuestos, y dejar de controlar en esta sociedad perversamente enferma es lo que hay que hacer: la culpa no la tienen los viejos, la tiene la burocracia. Acaben con ella. Y que dejen ya de marear con su buenismo: los viejos de las tribus de cualquier lugar remoto son muestra de sabiduría, a los nuestros, los eutanasiamos: por favor, hombre, por favor.

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