Afán de notoriedad y trascendencia hace que la Real Academia quiera cambiar las normas de ortografía: es una sociedad que se define por la soberbia, y todos quieren inventar la realidad e inaugurar el mundo: destrozan lo que hay, no crean nada, confunden y lían: el destrozo lo pagamos todos; que disparate.
En Barcelona el virrey obliga a cambiar el nombre al Corte Inglés para “normalizarlo” al habla regional: pero no le piden a Buenafuente que haga lo propio: cosas del relativismo y la estupidez.
Porque si fueran coherentes, el del psoe se llamaría Montonet, no Montilla; y por supuesto la tv nacional se referiría al virrey de facto como Jorge Pujuelo; pero claro: no se trata de buscar la verdad y que la gente viva bien, sino de montar lío para justificar su adolescencia y mientras tanto ir robando.
Es lo que hay.
1 comentario:
Y yo me pregunto qué opina Jose Luís* de todo esto de traducir los nombres.
* Rodríguez Zapatero no, el otro, el del bigotillo.
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