con salario y capital
solidarios de retrato
en la columna social;
y ahí andan; mientras la realidad sucede: se le llena la boca a la progrez de la solidaridad, y cuidar y proteger a los demás, como si ellos fueran seres superiores: empiezo a estar harto del fétido olor del vómito de la bestia.
Esta tarde he ayudado a la familia de un conocido que se había suicidado: no hay mayor problema porque venia entrenado :anoche, se suicidó otro y en esas pasa la noche sin darte cuenta, pero tranquiliza la mañana; un amigo me ha llamado borracho desde un bar, y claro, he ido a recogerlo y acompañarlo a casa; y claro, al encender el ordenador me cuentan que un amigo de alguien también se ha suicidado.
Llenarán el presupuesto de legiones de inútiles psicólogos ineptos para convencer a la gente de que los suicidas realmente eran los culpables o algo así: harán lo que sea por la permanencia del sistema, menos reconocer lo evidente y mientras van robando dinero y quitando vidas se quedan tan orondos.
Se llama crisis; eso, es la crisis.
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