lunes, 4 de enero de 2010

La realidad desvirtuada

El auténtico problema es el fracaso: no les molesta en absoluto el pirateo a los de SGAE y los del cine: lo que les enerva es que en ningún servidor ni en ningún sistema nadie se descarga nada de ellos: ni películas, ni música, nada: son irrelevantes porque la red ha liberado del corsé de las radios que dirigían los éxitos según un criterio de interés: ahora la gente elige su música; se descarga sus películas y sus series: no se descargan nada Español, porque a nadie le interesa, porque ya va para treinta años que ni tienen nada que decir, ni tienen gracia alguna.

Su egolatría es clara: dado que somos los buenos, la gente debe no sólo considerarnos como tales, sino alabarnos: la gente no sabe lo que quiere y nosotros somos necesarios para decirles como ha de ser su vida: si han perdido el control sobre ese mercado al perder el control sobre los medios de comunicación, la rabia se apodera de ellos.

Jamás considerarán que no hacen sino bodrios: es que la gente “hay que educarla” y “han de entender el mensaje” cuando más que mensaje, el total de su obra lo que lleva es recado.

Esa soberbia les impide ver su fracaso: si han vivido hasta ahora ha sido por ser los bufones del sistema, y no por su creatividad.

Harto estoy de oír que “lo que el pueblo realmente necesita” para justificar las animaladas de estos últimos treinta años, llenando de propaganda las cuestiones más estúpidas decidiendo por las personas una realidad paranoica que no va a ninguna parte: a la vista está. El cientifismo y demás sartas de visiones luminarias lo único que han conseguido es la confusión y en la confusión ha medrado el robo y la estupidez.

Nosotros representamos al pueblo, a los pobres, a los necesitados” ha acabado siendo que cuando han podido han creado pobres culpando a otros y a nadie representan.

Pero hablan desde la soberbia, cuando pierden todas las elecciones; hablan como si fueran grandes cineastas, escritores, poetas o creadores, cuando viven de ser los bufones de la satrapía oligárquica de la socialdemocracia y la justificación de todo fracaso: ahí están los sindicatos para apaciguar al rebaño, como hace la conferencia episcopal: numeritos para que parezca que hacen algo, pero siguen beneficiando al sistema: apaciguar, que no apacentar; rebaño, que no personas; organizaciones contra los hombres y en beneficio de todo aquello que pueda hacer daño a las personas: no es una realidad paranoica, es una realidad desvirtuada.

4 comentarios:

Nicholas Van Orton dijo...

Prosit Neujahr!

Ignacio dijo...

Jamás debiste decir eso.

Cuando D. Klaus y yo empezamos a hacer negocios, el siempre me decia eso en navidad. En aquel tiempo, andabamos con el cemento: le vendíamos cemento a los comunistas para hacer el muro, le cobrabamos el doble a los americanos para venderles cemento malo; tu padre en su seriedad jamás se reía de los comunistas españoles que querían trabajar con nosotros "no lo haremos por menos de quinientos dólares" cuando nosotros pensábamos pagarles dos mil, y ahi los tuvimos, haciendo el muro: cobrábamos de todas partes; y cuando llegaba navidad, tu padre me decia eso.

Has consguido hacerme llorar, mira.

Museros dijo...

Es el propio rebaño el que bala pidiendo que lo apacigüen.

Ante la claridad que amenaza con convertir el imaginario país de las maravillas en una pesadilla real, no se busca la comprensión (que obligaría a actuar), sino la evasión mediante la autodilución en la masa.

Se busca un líder que nos diga lo buenos que somos y que todo lo que nos pasa es culpa de un supervillano, que nos lo simplifique todo y nos ofrezca una solución fácil con la que poder obsesionarse y cuya consecución justifique, además, todo lo que hagamos.

pcbcarp dijo...

No os preocupéis, la SGAE gestiona en las Hespañas los derechos de los Rollings o de Bruce Springsteen, o sea, prácticamente todo. Insisto en que la SGAE (y el resto de entidades de gestión) no son más que los mamporreros de las productoras. Este negocio está en manos de tres o cuatro multinacionales de las que nunca se habla en la prensa. La SGAE es un sicario que recauda en su nombre.