miércoles, 13 de enero de 2010

Basta de exclamaciones de inocencia

 

Quien de los esclavos es el preferido del amo; quien de los esclavos es el que más hace por la propiedad que los esclaviza; quien se define mejor como objeto de uso: esa y no otra es la discusión que llevamos planteando desde la noche de los tiempos (exactamente, desde que empezó la segunda fase de la revolución industrial con la revolución financiera) y la satrapía política perseverando en la eficacia del sistema y en su mejora: somos esclavos, si pero políticamente correctos.

Nadie se cuestiona el sistema: lo que es en sí una desgracia se eleva al rango de “derecho” y así es como si si a alguien se les hubiera negado algo: se niega la libertad. La mujer tiene derecho a trabajar en igualdad etc.….lo cual nunca es cierto por otra parte; pero no se ve que si la mujer tuvo que ponerse a la faena del “trabajo” considerado así, fue por necesidad y nunca por capricho. Y ya parece sospechoso que una mujer quiera quedarse en su casa cuidando de los suyos: más que sospechoso será que alguien acabe de confiar en este sistema.

Desde que el cientifismo se hizo ley, resulta que hemos salido de la edad oscura: bienvenidos al progreso, al futuro: a la mierda es a donde hemos ido a parar: porque como recuerdan abajo en los comentarios, en Roma, sólo se trabajaba hasta el medio día; luego cada cual, hacia lo que le daba la gana: con esfuerzo doblaba su capacidad, y medraba, si no, mal no vivía: pero como la palabra que se usa es esclavo eso es malo: si en vez de eso ponemos asalariado, ya estaban todos los asalariados firmando.

Desde que salimos de la edad media que no pagamos diezmos al señor feudal, sea el que sea: el diez por ciento de lo que ganas, son impuestos ¿donde hay que firmar?

Llevamos desde la “revolución francesa” algarada y algarabía inane y modelo de horror, “evolucionando científicamente y progresando

Pero pagamos más del diez por cien; pero trabajamos muchos hasta la extenuación; pero no hay apenas creatividad ni riqueza cultural, ni mucho menos sosiego: me temo que hay que revisar todo y volver a la Roma Imperial para reestructurar la realidad conforme y tal Roma nos enseñó; que a lo mejor volviendo a las fuentes conseguimos vivir con algo de humanidad.

Porque es que lo miras con un poco de objetividad, y hay que joderse.

Sociedad paradójica: nos prohíben fumar, pero nos venden el tabaco a precios desorbitados: o sea, son camellos pero con sello y timbre del estado; nos limitan la conducción pero a la vez quieren promocionar la industria del automóvil; quieren proteger la propiedad intelectual impidiendo que la libertad fluya por la red si tener que sujetarse a nada: así se controla la producción, como hacía Stalin: los intelectuales, los poetas, los escritores, los elegía el régimen, y ni uno más.

A los camellos, también.

Si, debemos haber evolucionado mucho.

3 comentarios:

Conrad López dijo...

Lo decía un amigo mío. El ser humano, la persona, ha sido oficialmente laminada. Y ahora toca recomenzar, construir pequeñas arcas (com lo fueron los monasterios por toda Europa a la caida del Imperio) en las que salvaguardar los principios y la aparamenta básica que nos permita renacer.

Esto va pa largo, paisano.

Anónimo dijo...

¿Le importa que prefiera volver a la Roma republicana pre 2ª guerra púnica?

Es que la Roma imperial ya era lo que tenemos ahora, según mis ojos.

Meciendocunorum

o s a k a dijo...

Esto va para muy largo, como aventura seneka, o para muy corto, según se vea. En cualquiera de los casos estamos obligados a no dejarnos esclavizar, a superar el desasosiego y las prisas y los atascos mentales. A mantener la llama encendida, en definitiva.

Hasta que venga el que ha de prender fuego a todo.

n a c o
casoabierto