lunes, 6 de febrero de 2012

Paranoias

Tyrrell corporation controla toda la producción y el comercio de todo el universo; Deckard debe desactivar a los elementos que perturban al sistema: sabe la imposibilidad, como la saben ellos, de dañar al sistema, pero el sistema exige que se cumplan los protocolos, y Deckard, los cumple: Rachel le hace saber quien es, que a sí mismo se lo ocultaba. El secreto es el unicornio.

Que Rub al Kaaba haga vanas amenazas de “romper los acuerdos con la Santa sede“ me da la referencia de que el guiño a Rariano está claro: te hago el favor de hacer como que me radicalizo para que tu puedas seguir con la línea que hemos establecido, conforme hemos quedado, así con el cuento de que “rompen los acuerdos” mantiene sosegada a una presunta derecha timorata, beateril y mojigata dispuesta a disculpar cualquier animalada siempre que le hagan creer que la hacen en su nombre, “por un bien mayor” y así, desapareció de la vida política la derecha en España: de la vida política, porque la derecha en España es mayoría, silenciada y latente, pero agazapada: escondida, de mucho alarido en las redes sociales, y misa diaria, pero poca efectividad ni rotundidad, sino sumisión: eso bueno, no es.

El discurso patético de la contrincante era de auténtico frenesí: dado que soy mujer, en mí encarno la apoteosis del victimismo, ergo soy la supervíctima, por tanto debo triunfar; hay una extraña ecuación que asocia mujer, victimismo, y por tanto el triunfo ¿no cabe el fracaso? no, si es mujer la han hecho fracasar, si triunfa es por ella misma, pero el fracaso de la mujer, no existe, la culpa es de otro, siempre.

Evidente el compadreo entre el psoe y pp, evidente el juego de control social y manejo de la política como un rigodón bailado a punto de minué, al que engañen es porque quiere dejarse engañar: partido único, solo que en dos facciones, sindicato único, sólo que en dos órdenes; múltiples ONG que actúan de colágeno del sistema para engrasar las articulaciones, y la gente desamparada, sola y abandonada: y cada vez peor, pero es “por su bien” que casualmente coincide con el bien de la satrapía socialdemócrata, encaramándonos a los altos de ser esclavos de la plutocracia.

En Los Ángeles, Deckard pasea su depresión bajo el frío y la lluvia, hundido por la omnipresente propaganda de Tyrrell corporation: Rachel, mantiene su vigor espiritual; da igual que sean replicantes, en un mundo de esclavos son los únicos libres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hi??