miércoles, 15 de febrero de 2012

En el fragor de la intimidad.

Si no haces tu travesía del desierto, el desierto te atravesara a ti. Simplemente, porque forma parte de la condición humana el encontrarse a uno mismo en la soledad y el abandono, para poder así afrontar la sociedad; que no es precisamente amable. La soledad es extrema en estos momentos: las redes sociales, los miedos instalados, las actitudes de prevención son caldo para la confusión y que medren los bandidos. La confusión, el miedo están instalados en las personas: se acogen a las militancias, a los clubs sociales, a las redes sociales, al esconderse de la soledad porque da terror, y eso lo aprovecha el mal para medrar: la confusión es su ley, y no otra. Y caldo de cultivo: el hundimiento del repugnante sistema socialdemócrata ha favorecido que los instalados en la burocracia culpabilicen a la gente; la gente se retira y acuartela con sus medios escondiéndose, y se instaura la desconfianza en la gente, en los amigos, en los matrimonios, en todo.

La gente se ha escondido, y siempre lo hemos hecho y lo hacemos: pero el desierto te atravesará más que lo huyas, y de nada valdrá esconderse: ese tiempo te pertenece y deberás vivirlo. y luego volver a la vida, a la sociedad hostil, a esta debacle que han montado los burócratas, con la anuencia hasta de los que dicen estar en contra: es un juego de rol, porque no saben por donde salir, no saben como solucionar, no saben que hacer ni como hacerlo: pero si saben que deben y quieren mantener el sistema: y nosotros, debemos echarlo abajo.

La religión es un lugar propio y propicio: la gente debe volver a sus raíces, reconocerse en su trascendencia, en su humildad y en su saber que somos solo carne de tránsito: estamos porque pasamos, y transportamos la cultura hacia el futuro, corregida y aumentada….o eso es nuestro deber: vivimos la primera generación de la historia que dejará menor herencia que la recibida; y lo que nos obliga la religión, que es la forma sincopada y sublime de nuestra esencia cultural, que es lo que la religión es: la esencia transmitida de nuestra civilización, la civilización, la cultura. Nos conforma y define y nos hace hombres.

Lo cual no significa que haya de ser lo que nos condicione; una vez formados, adelante, a por ellos: hay que sacar a toda esta gentuza a pedradas de la realidad. Y sin buscar justificaciones: es el momento de los individuos, de las personas. de nosotros, sin excusarnos en grandes ideales, o creyéndonos portadores de una verdad suprema sino como personas, nosotros, con nombres y apellido, y el rosario, en el bolsillo, que eso es personal.

Cuando Leónidas sale de Esparta con los trescientos, se está saltando su propia ley: y es el rey; se está saltando la conformidad de los sacerdotes, los éforos, y es su religión; se está saltando su propio interés, ausente de toda codicia y ambición; aun así va  a enfrentarse a Jerjes: en llegando a la garganta, sabe que morirá: eso le da igual, porque no es el, son sus antepasados y el futuro: Leónidas y los trescientos murieron por nosotros, somos nosotros, pero no acataron nada: lo llevaban en sí mismos, sabían que había que hacer, y lo hicieron.

Es tiempo de amar, ser alegres, sacara a los malvados de la realidad y poder avanzar la historia: es tiempo de los hombres, no de pusilánimes, mojigatos, relativos, petimetres o meapilas: es tiempo de acabar con este sistema, y si es la hora de morir, tampoco se pierde tanto.

 

Y una vez Jerjes enfrentado, no podrá avanzar.

8 comentarios:

ZP Nunca Mais dijo...

Que Dios te oiga.

Anónimo dijo...

Te quiero. No estás sólo.

Anónimo dijo...

Te quiero. No estás sólo.

Anónimo dijo...

Te quiero. No estás sólo.

Ignacio dijo...

Bien. Bien. Bien: tres bien.

María Cusí dijo...

Me has hecho reír.

Ignacio dijo...

A mi no me ha hecho ninguna gracia. Y no volverá a suceder esto.

GLurPS dijo...

Pues de lo poco que se de historia, que no es ná, aparte de que el cabrón de Temístocles ya quiso que los griegos se pasaran por la piedra a Jerjes, como éstos no le hicieron caso, fue y le comió la bola a Jerjes para que atacara a los griegos... y estos lacónicos, o lacedemonios, por chulitos, enviaron al pirao del Leónidas, con unos cauntos espartanos más, como tú bien dices, saltándose su propia ley, que ya ves tú para qué sirvió la gilipoiez del paso de las Termópilas si luego hasta la Batalla de la Platea, creo que se llamaba, no se los fundieron... vamos, el propio Temístocles fué uno de los generales que se paso a cuchillo al Jerjes, bueno,a sus ejercitos, recuperando así el favor de los griegos otra vez.
Lo que a mí se me quedó de toda esta historia es que los griegos, de gilipoias, no se cayeron... como ahora, pero sin progrez, ni UE, ni euro. ¿O lo he entendido mal?
Mucha película de 300 me parece que hemos visto por ahí :Þ