lunes, 27 de febrero de 2012

En el vestido de Jessica Rabbit

Valiant tiene que encontrar las pruebas del asunto: en el medio de su problema se da cuenta de que el sistema entero se ha puesto a la orden del malvado juez Doom, que quiere quitar la línea del tranvía.

En Buñol mediante lo que se llama según Gramsci pedagogía y según cualquiera engaño, se va adelantando una  trama mediante la cual se ha empezado a favorecer como a un señor feudal a la compañía cementera: se necesita cambiar el trazado del ferrocarril para poder, por un lado, someter a la gente a los designios, y por otro para un negocio tramado: los terrenos de la cementera lindan con los del ferrocarril, y si se propone un “hub” ferroviario se puede hacer mucho negocio entre las ventas, cambalaches,  los eres planificados que se presentan en abril y el estado.

Da igual el haber convocado un referéndum pensando que ganarían: aunque hayan perdido, siguen con el plan adelante, no van a cambiar una cosa de tal envergadura por la opinión de la gente ¡que se habrán pensado! se hace un poco de pedagogía, se habla mal y se desprestigia a quien sea, se desautoriza y se dicta ley de silencio y a silbar: pero la realidad se impone.

En abril la cementera presenta su ere, y como los pasos van uno tras otro se venderán como conquistas; sí, se pierde el trabajo pero….. y caramelitos para endulzar, y eso si: todo muy positivo y mirar hacia delante y pasar página; conquistadores de la nada y serviles lacayos del capital, venden su propio pueblo por, literalmente, cuatro perras, el dinero de la infamia: y se asombran de que otros sepan: si hubieran leído a Shakespeare sabrían que no hay honor entre ladrones.

El juez Domm resulta ser un dibujo animado escondido entre normales que había vendido la ciudad de los dibujos animados por cuatro perras enmascaradas en un negocio de construcción y ferroviarias; los dibujos animados sobreviven gracias al desprestigiado Valiant que descubre la trama, y a pesar de eso, es proscrito y perseguido. Pero al final ganan los buenos.

 

No soy malo, es que me bloguearon así.

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