miércoles, 8 de febrero de 2012

Hace frío afuera.

Amanece y se han desplomado las temperaturas; pero amanece; el frío aumenta el vigor de la luz y la magnificencia de la claridad, la luz como la oscuridad a veces impide ver: en un momento de la historia en el cual la gente debería estar atenta a lo esencial, lo superfluo es la ley, lo banal la esencia, la frivolidad jaleada y la estupidez sublimada. En todo hay confusión: a nadie le importa lo que pase en el psoe, no pintan nada y veremos si lo vuelven a pintar alguna vez: pues todos a jalear las tonterías de peleas pueriles en esa banda: el sectarismo que muestran es patético pero han de resolver sus “contradicciones” y es cosa de ellos, pero pagamos nosotros, aunque sea evidente que murieron hace mucho tiempo como ideología y sólo son una junta de intereses a mantener y privilegios a continuar: hablan de la nobleza, para que no se les vea: señalan los defectos en otros para que no se vean los suyos, siguen al pie de la letra la propaganda de Goebbels: frente a esto un gobierno pusilánime y cobarde avanza lentamente a satisfacer las necesidades de la plutocracia y olvidándose de las personas, de todas y cada una de ellas: estamos ante una casta de sacerdotes egipcios invocando dioses paganos de lado a los cuales no se les puede mirar: hay quien los jalea y apoya, en su esclavitud resultan patéticos a fuer de peligrosos.

El psoe no pinta nada: el pp no tiene excusa para no entrar a saco en el ojo del problema y afrontarlo con valentía; no lo hacen: el rango de excusas es enorme pero no convencen, ni a sí mismos; lo de la propaganda para entretener del psoe es patético: no van a gobernar y nada pueden hacer, y muchos asustándose como mojigatas ante las amenazas.

No representan a nadie, y nadie se siente representado por ellos, ni por los sindicatos: ante esta evidencia en vez de empezar a depurar el sistema con suavidad y firmeza, se silba y se mira a otro lado: lo llaman la sostenibilidad, no engañan a nadie ni jamás lo harán, y mientras esto no se encare de frente y con valentía no acabará, porque se enroca en su propia podredumbre, pero falta valor: el sistema ha muerto; enterrémoslo, depuremos y a trabajar y adelante, que España vale más que lo que ahora se muestra.

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