jueves, 17 de julio de 2008

Paranoia crítica

La trama está bien organizada: no sólo es la financiación de los partidos, es de las personas: así, cada uno de los que trabajan en política (obvio: incluyase sindicatos) tiene un vínculo personal con la banca, un lazo que condiciona: no veremos caer las cajas de ahorros, harán cualquier “ingeniería financiera” para evitar que se vea el asunto, pero es evidente que la repugnante socialdemocracia no tiene corrupción: es la corrupción.

Así, los vagabundos (españoles) arrojados bajo los puentes por el sistema judicialista vaginista no tienen protección: las grandes constructoras y bancos, sí: ¿los sindicatos, a quien están encubriendo?

El sistema sólo tiene en este momento dos clases sociales, y sólo dos sin exclusión ninguna: los beneficiados, y los perjudicados.

El interés es aumentar el numero de tontos útiles entre los beneficiados y no disminuir el número de perjudicados, sino reventarlos, destrozarlos gulagearlos o masacrarlos de alguna manera, pero que no se vea en tv, que es la máxima expresión del izquierdismo progrecesista: se habla de las miserias e intimidades de cualquiera: no se habla de nada interesante.

Pregunta para examen: a ver cuantos de los políticos profesionales que veis en activo, pasivo o sumiso saben hacer algo que no sea enredar. Valen sindicalistas.

Pero la trama es total: de la universidad, reservorio de deshechos de las líneas de la política, al sistema judicial –epítome de la independencia- la banca: pública, pero ya privadamente pública, como el estado: al servicio de algunos que además ni la han pagado ni la han hecho todo está corrupto: la universidad, si hay algo excelente o simplemente bueno, simplemente lo esconde: sólo vale el comportamiento “intelectual” sectario y demagógico, sumiso y servil; lo demás si existe se esconde no sea que los pillen, así, establecen un sistema furibundo de estratificación del ordenamiento social, que al fin y al cabo interesa: frente al catolicismo que es del individuo y de la persona, el “nuevo individuo” o la pamema artificialmente debatida sobre la evolución, o cualquier arrogancia cursi de esas que a nada conducen, pero trufado de citas a pié de página, y sólo vale si lo han hecho antes en otro sitio: el sistema entonces se magnifica…en su estupidez, elevada a la categoría de máxima representación de la sociedad: así el Stalinismo y el culto a la personalidad (todos eligen lider, no presidente, y acto seguido el culto a su personalidad) que tan bien reflejaba O’soglow en La Codorniz, la ridiculez del infecto Castro explicando ocho horas como funciona una olla a presión (en vacío claro, sin nada que echar dentro) en el siglo 21 tan adorado por la progrez que va de putas a Cuba enmascarándolo de libertad: llamemos libertad a la esclavitud, los demas, fachas.

Chaves el de Venezuela se ha hecho una iglesia: se cree Dios, Papa o Napoleón: nada que criticar, pero los Venezolanos pasan hambre; Pepiño el de los palotes da lecciones de teología civil, zp no habla: se aparece y predica desde lo alto de su humildad: nos habla, y no sabemos valorarlo; Rajoy dicta los nuevos evangelios y elige a sus apóstoles, y la gente aun cree que eso es discutible: como osais, si son divinos, aun que os hablan.

Lo que pasa es que no os dais cuenta de que los dioses que se creen os otorgan la munificiencia de sacaros la pasta.

Enredando, montando lío despreciando a todos y dando por supuesto que ellos son los elegidos, han liado una que simplemente al estar tan imbricado todo, intentarán impedir que nos enteremos: es igual, la verdad se impondrá, y los veremos, como los vemos cuando hablan y no saben, comentan corrigendo y meten la pata; actúan demostrando que “son como nosotros” que significa que en su fuero interno se ven superiores.

La trama urdida en su propia esencia se enreda y caerá por todas partes: mientras tanto, Santa Teresa:

Nada te turbe

nada te espante.

2 comentarios:

JC dijo...

Extraordinario escrito, Ignacio. Como sabes que soy un poquitín espeso son estas reflexiones las que más me atraen e, incluso, a veces, me hacen reflexionar a mí mismo.
Una impaciencia en parte empujada con altas dósis de mala leche me provocan muchos, demasiados días, la siguiente pregunta:¿Hasta cuándo tengo que esperar para desfogarme? ¿No es aún hora de liarse a leches? Aunque me forrasen a galletazos, alguno daría yo, pues como decía un amigo , buen amigo hasta que la mierda de la política nos separó: con el rico y el poderosos hay que ser, al menos, un pelín orgulloso.

Ignacio dijo...

Lo de liarse a leches me temo que va a ser inevitable