Lencería fina

Blogueros jovenes que venis

y consejo solicitais

la galaxia os va a contar

aquello que anhelais

el camino simple es:

la mujer no ha complicación

en sabiendo la cuestión....

Pero mejor sigamos en prosa, porque si no podría salir algo demasiado largo;demasiadas pantallas y el tema no merece la pena, en absoluto.El juego de la seducción no tiene ninguna complicación, es algo demasiado banal, facil y casi siempre roza la cutrez, por mucho que lo querais adornar: ellas buscan el ornato cosmético porque ahí es donde quieren elaborarse cuentos de princesas, pero no lo son, y lo mas lamentable es que lo saben demasiado bien.

Pero claro: más importante que sentirse querida es que las amigas lo sepan, y a ser posible toda la posteridad: sobre todo que sepan que son maravillosas, claro. Nada más facil: a poco que os fijeis, todas las manifestaciones de lo que ellas llaman sensibilidad y no es sino sensiblería cursi van depositadas en letras de canciones; si alguna de ellas ha leido una poesía alguna vez en su vida se encuentra culta,claro. Entonces, si además resulta que tu haces poesias (y Osaka y la galaxia en eso lo hacemos bien) entonces, no pararán hasta sentirse que son la musa de alguna. Parece ser algo muy importante para ellas. (Naco ¿alguna te ha dicho de aprender a versificar o algo asi?)

Pero claro, a los viejos nos hizo el tiempo; la perspicacia venía de serie, y habilmente agitados generaron ciertas frialdades inicuas, pero parece ser letales: sabemos versificar con cierta gracia; sabemos sentir y padecer, sabemos querer: por tanto, sabemos cuando no somos queridos.

Y sabemos querer: sabemos entregarnos, sin darnos tanta importancia. Es entonces cuando a fuerza del chute de subidon de ego de algunas, consideran que son tan maravillosas que tu eres demasiado poco para ellas, y entonces te largan, te echan a la basura, y con un andar de excesiva dignidad, se van girando la esquina dandote la espalda.

Y no tarda el tiempo y la esquina en decirles que son lo que son, y que la maravillosidad no la llevaban de serie, sino que se la pusiste tu, y al echarte a la basura lo han perdido todo: sin problema, con el andar de dignidades principescas, vuelven a la basura a buscar lo que habían arrojado, y resulta que hay bofetadas por esos despojos que ya no están, y que en su soberbia perdieron su vida.

Realmente, dan pena.

Pero claro, el camino va llagando, a todos, y al final aprendes que el final puede ser duro y que aunque nada te llevarás, en las noches frías cuando me acuerde de ti podré leer aquellas poesias que escribi. Y sino aquellas canciones que me cantaba a mí mismo.

O contarle a unos presuntos nietos que alguien te escribia poesías de amor:

No tires las cartas de amor

Ellas no te abandonarán.

El tiempo pasará,

se borrará el deseo .......................

Y nosotros nos llevamos dos cosas: el boli y la capacidad de seguir escribiéndolas; algunas, oyen canciones mas o menos bien trabadas, otras leeran poesias ajenas, las mas afortunadas las que les escribieron a ellas, excepto aquellas que presas de soberbia las despreciaron en su momento para no poder recuperarlas jamás; que a alguna le ha pasado; otras convencerán a quien quiera dejarse convencer de que tal poesia se la escribieron a ella, siendo imposible para ellas demostrarlo, ni siquiera con una miserable foto con el autor; otras dirán que realmente ellas eran la musa; con la condescendencia de los descendientes de las batallitas de la abuela.

Y nsotros acabaremos como sea, pero tendremos las poesías, no contaremos batallitas porque las habremos vivido y no interpretado, y seguiremos faliblemente felices viviendo mientras muchas suspiraran por un recuerdo que no sabrán si soñado en la soledad de su ancianidad de sabanas frias, vejez inmaculada de vida despreciada.

Usa pues con certeza, tino y acierto tus  poesías: y jamás se las entregues a ellas. Las usarán camo arma contra ti; mientras las tengas tu, tendrás el poder místico.

Las que yo escribí las entregué; las sé a buen recaudo; las que se despreciaron me dolieron, pero eso me hizo humilde; las que no entregué las guarde, el futuro dirá, las que están por escribir ya saldrán; pero la enorme capacidad de sentir se transformó en una enorme comprensión  y es por eso que yo me descojono de las mismas mujeres que hacen sufrir a todos.