jueves, 2 de agosto de 2012

Veganos (e inviegnos)

Por no enfrentar la realidad esconder los problemas es una solución antigüa: no se asume la tristeza de un divorcio, diremos que “depresión” no se asume la menopausia como una fase de la vida, también es “una enfermedad” no se asume nada de lo que te pasa: si te emborrachas alcoholismo, si fumas tabaquismo, si te gusta el deporte vigorexia: sólo les falta dar nombre al catolicismo como enfermedad. De tal modo todo es una patología: es más fácil aparentemente asumir la vida así,  y esconder la propia vida en un montón de mentiras anidadas unas en otras que acaban sepultando a la persona al punto de que nadie acaba entendiéndose a sí mismo: la corrección política es un hervidero de excusas de autojustificación, de hundimiento de las personas; al ser todo una patología todo es tratable, ergo la industria farmacéutica no sólo hace el agosto: montan las paranoias colectivas y dan la solución siempre ineficaz, siempre seguida sumisamente por la población: así el clima cambiático, la capa de ozono, el niño, el calentamiento global, el enfriamiento global….mantras y consignas seguidas sumisamente por la gente creyendo que han “adquirido conciencia” y que lo han pensado ellos; el vigor de la propaganda moldea toda actitud: la mujer está oprimida, y da igual que la asociación de divorciados lleve un montón de años ofreciendo cien mil euros a quien demuestre que a mismo rango una mujer cobra menos en algún sitio: se promociona el parricidio por victimismo, se da publicidad y la gente cree que ha pensado por sí misma: la que mata al marido, la que lo cuenta enervadamente indignada en su feminismo, la que milita por la liberación de la mujer para no asumir su fracaso total como persona, todo el mundo baila el agua de la propaganda, todo el mundo se encierra en un constructo mental retroalimentado por la propaganda omnipresente que les certifica en su cretinismo.

Acaban juntándose sólo entre ellos, sólo entre los que están de acuerdo en su “inteletualidad” y se aburren entre ellos de una manera abyecta, pero persisten en su actitud hasta que por alguna razón alguno se sale del grupo y ve la perspectiva: la inteligencia en grupo siempre es anulada, y se busca el calor del grupo siempre y la certificación en el otro: a más banal tu vida, más buscas la aprobación ajena.

Así no es de extrañar la actitud y las tonterías que dicen políticos, sindicalistas y ong-eros, certificados en sí mismos por su mismidad, que exacerbada por la tozudez de mucha gente lleva a la secta ¿no son sectarios los de psoe?¿los de pp?¿los progres? es una secta, una paranoia compartida que por el hecho de universalizarse no deja de serlo, de tal modo que por esas sinuosas sendas la universidad se mancha, con la codicia como engrasante,y todo el magma social se hace políticamente correcto y socialmente aceptable, en la unificación por la estupidez en lo social, por la miseria en la económico, en la memez por lo espiritual.

1 comentario:

Isa Garmendia dijo...

Las "patologgias" muy personales y personalizadas solo son y están por nuestro bien: el estado de Salud (si alguien sabe ande está que lo diga)
Hecho de menos el estilo directo, transparente e inequivoco de Luca Brasi. ( verla venir, al menos)