Con rigor implacable se pone en evidencia que el tiempo vivido no volverá: aparte de la implicación trascendente tiene un valor que es demasiado inmediato: la eterna alegría positiva de buen rollo guai de la muerte, y “eso, es relativo” la alegre disposición de los alegres muchachos de la progrez a dilapidar el dinero ajeno, el dinero infinito “que no es de nadie” y por lo tanto se han servido a modo, el dilapidar el dinero del estado, el propio, el ajeno y uno que pasaba por ahí, ha acabado: y esos tiempos jamás volverán; han sido una noche fantástica, han sido un rato de colocón, ha sido una desgracia de la cual ellos esperan que venga papá y pague el roto mientras mamá le come el tarro y lo presiona para que no se enfade: eso no es así, porque los eternos adolescentes ya son sesentones que quieren parecer presentables, mientras malvenden el oro del banco de España y las joyas de la abuela “por si acaso” dejando al resto de la familia sin joyas, y sin el dinero. Ellos lo valen, se lo ha dicho su mamá.
Ya no valen las dignidades ofendidas de virgencita a la que “has herido en su orgullo” ni soliviantados gritos de pretendidas varonías que esconden cobardía y mariconez: sólo es el despiste, porque ni saben, ni pueden, ni quieren dar explicaciones.
Y de eso, que es de lo que se trata nadie hablará: vienen elecciones y montarán el numerito de parecer enemigos, distantes y distintos: no dirán la verdad jamás: porque “hay que ejercer la pedagogía” decir las cosas con “suavidad” y “poco a poco” porque “el pueblo no está preparado” mientras miran esperando que venga un alien del cielo que les salve porque no dan para más; no dan para más: está proscrita la verdad, tan simple como que esto se ha acabado, que este roto hay que pagarlo, que hay que joderse, aguantar el tirón y vivir humildemente mientras salimos de ésta: no va a ser fácil, y además con tanta confusión, la gente va a exasperarse: pero esto se acabó, hay que caer de bruces en la humildad, no volverá ese tiempo que nos van a pintar de rosa la hez sátrapa que quiere continuar en el puesto: pero la realidad implacable se impone: esto se acabó, y ahora las cosas serán de otro modo; en nuestra mano debe quedar que vaya a mejor o empeore: y yo, no confío ni en la democracia, ni en el sistema, ni en la hez sátrapa ni en nada de lo que estos años han construido: pero de ésta hay que salir.
1 comentario:
Todo cierto, pero nos han hecho aceras nuevas para pasear y ademas hoy juega el Madrid y el Barcelona.
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