Aquel que vote al pp vota a favor de la ley del aborto. Aunque se haya manifestado, está en pecado mortal. Lo dice el catecismo.
Aquel que vote al pp está a favor de la ley Sinde. Está en contra de la libertad de las personas y de la libertad de expresión.
Aquel que vote al pp está a favor de las subidas de impuestos que ha habido, de los recortes de derechos personales, y de la financiación a la banca con nuestro dinero.
Aquel que vote al pp está a favor de que se negocie con las bandas de asesinos mientras se masacra legalmente a los hombres en un genocidio en nombre del feminismo. Está a favor de que se encarcele a camellos de tres al cuarto, a conductores y a personas normales, de que se embargue las casas a gente decente y de que se pague un sueldazo a asesinos en las cárceles para poder sacarlos impunemente.
Aquel que vote al pp está contra las personas y a favor de un sistema esclavista.
Aquel que vote al pp está a favor de la educación para la ciudadanía, a favor del mariconio; a favor de todo lo que ha hecho este gobierno y que nada van a derogar.
Aquel que vote al pp está a favor de la república federal que quiso implantar Stalin en España en plena guerra civil.
Aquel que vote al pp está a favor de que se de el dinero de España a los pijos de Barcelona para mantenerlos en su ego psicópata.
Aquel que vote al pp está a favor de que Botín valga más que cualquier otro español y pueda imponer sus criterios: y eso es calvinismo puritano, herejía para los católicos.
Aquel que vote al pp hace exactamente lo mismo que el que vote al psoe.
En Valencia, antes de la guerra civil, suscribo:
“Compañero, no votes: el que quiera borregos, que se los críe.”
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