Obsérvese no sólo lo feas que son, ni lo contraechas que están, sino el tamaño de las orejas, capaces de espantar al más rijoso y licencioso que en el mundo hubiere.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...en tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos los caminos conducen a alguna parte, en tal de que andes un trecho lo suficientemente largo"
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2 comentarios:
Yerras, y gravemente, al proponer la fealdad que le ha tocado a cada uno - unas inocentes orejas- como símbolo y prueba de su mal proceder. Así inicias el proceso de "alimañización" que tú, precisamente, conoces perfectamente y has condenado con toda razón a menudo.
Quod erat demostrandum: cuando digo que no es marcha eso, me llaman facha; cuando hago lo contrario, me llaman facha: desactivan cualquier cosa con el mismo criterio, que no es sino despreciar la excelencia en mor de la mediocridad: se mueven en pos de consignas, y ni siquiera se dan cuenta cuando caen en estas sencillas trampas.
Tu, si: de momento eres el único que lo ha pillado.
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