De las crisis se sale; de las cárceles se escapa.

Los estatutos de limpieza de sangre garantizaban que alguien era cristiano viejo. Es muy fácil: tu invitas a alguien a comer, y sacas el jamón: si no toma, o es judío converso o un pérfido sarraceno: denuncias a la inquisición, te quedas con sus bienes y además te das golpes de pecho en misa.

Emperrados en la corrección política fomentan lo peor de la inquisición Española: revertir la carga de la prueba, la delación anónima como “servicio” al partido, ergo a España, y todo bajo una corrección política de manual: todo vale contra el enemigo, todo vale entre los nuestros: se puede llamar facha a cualquiera sin saber ni siquiera lo que se dice, se puede acusar de machista o misógino u de odiar a los maricones a cualquiera, y con ese desdoro ya va toda la maquinaria del estado a por él. Si llamas feas a las ministras, o neurasténicas, o simplemente incultas, que lo son, entonces eres reo de todo el sistema.

Antes se les llamaba herejes y eran apiolados en los autos de fe, ahora también con la delación y un sistema judicial bien trabado en la satrapía política, se quema en autos de fe social a cualquiera: mediante el desdoro, el ninguneo y el desprecio: ha sucedido, y vuelve a suceder. Le llaman socialdemocracia: de las crisis se sale, de las cárceles se escapa.