sábado, 10 de septiembre de 2011

Diis manibus

La condición peregrina es la humildad. No la aviesa actitud de falsa humildad tan cretinamente displicente de hoy día, sino la humildad. Tu por lo que sea te vas a Santiago, y ahí andas, en el camino; sólo los inoportunos preguntan porqué peregrinas, sólo los turistas quieren saberlo todo e incomodan: lo normal es que todos mantengan la norma de corrección y nadie pregunta nada. Algunos se confiesan, demasiado habitual; todos mantienen la serenidad y la discreción. Da igual porqué peregrines; en ese tramo del camino, esa jornada, ese otro está peregrinando y por lo que lo haga no es cosa tuya: en la medida que puedas si hace falta le ayudarás, y por lo menos no le molestarás: cada cual lleva su camino, en la puerta santa nos veremos todos.

Cada cual lleva su camino: me da igual que sean comunistas genocidas, progres inflados de soberbia o peperos mojigatos; llevan su camino y en el camino han de encontrar lo que estén buscando: si puedo les ayudaré, si no al menos no molestaré: en la puerta santa nos veremos.

Siempre aparece la que todo lo sabe que se empeña en que todos canten a voz en grito su canción, o la que necesita que todos le den la razón en todo, o el imbécil que da la brasa con su certeza de fin de semana; de esos si no puedes hacer nada, se huye: adelantando o retrasándose, y mañana será otro día.

Cada cual su camino en su medida, al final nos encontraremos, en esta vida, o en la otra.

Los católicos quieren copiar la actitud peregrina; los vociferantes del catolicismo dicen que son así, pero no son así; la actitud peregrina lo es porque es lo ideal, porque te encuentras cada cosa que te hace hasta dudar y a veces hay que hacer auténticos esfuerzos. Y yo no cumplo el ideal, más quisiera yo.

No acumulo odios en la mochila; porque otro lleve otro camino, sea el marxismo sea la idiocia pepera, no es mi enemigo; sólo cuando se declara como tal lo es; sólo cuando es un mal peregrino es mi enemigo, es enemigo de todos: por lo demás, tu lleva tu camino, yo el mío, y ya será lo que Dios quiera.

Esa es la diferencia: yo no quiero exterminar a mis enemigos, ni a los católicos; a diferencia de la hez progre no busco que todos me aplaudan las gracias como los tan propagandeados por las tv del 15m que se han convertido en la joven guardia roja del psoe alentando la confusión; no busco que el mundo vea que soy maravilloso, miro los demás en su vida y llevo la mía; si pudiera ayudaría; los del 15m se han erigido en sacerdotes de la verdad absoluta y la quieren imponer a todos: esa es la diferencia.

La condición peregrina es la humildad: ad sanctii Jacobii limina peregrinatio.

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