martes, 23 de abril de 2013

Rodear el congreso

 

 

Alharacas y esparajismos porque quieren rodear el congreso. Claro que habrá bulla, jaleo y fiesta: somos españoles; inevitablemente la izquierda intentará monopolizar todo eso “como sea” para intentar manipularlo: siempre quieren ser parte en todo: en los rodeados, y en los rodeadores; claro que enviarán a agitadores profesionales, y claro que hay que empezar a fiar a la cordura de la gente.

Es deplorable la poca formación que tiene la gente hoy en España, al examen de maestros me remito, a la experiencia personal me asomo; y me deplora: es realmente preocupante la escasa formación intelectual y humana de la cual se hace alarde; es reconfortante ver que esto es España, y que no pueden con ella.

Rodean el congreso. Cuando fue Lepanto toda la cristiandad salió a las plazas a rezar el rosario; cuando algo sucede todos salimos a la calle; cuando necesitamos algo, sacamos al Santo en rogativa, aunque ahora la deplorable casta jerárquica eclesial sea contraria a las procesiones. Rodean el congreso, y muchos sin saberlo van a rezar para, por el poder de la oración comunal, modificar la situación tan execrable en la que vivimos; rodean el congreso, en acto comunal de rogativa al cielo “Señor, líbranos de ésta gentuza” y tal es.

Se exaltan políticos y periodistas de la legua “es un ataque a la democracia” “si quieren que voten, ese es el modo” y la estupidez sublimada: “la democracia es el menos malo de los sistemas políticos” todo mentiras y propaganda soez, de miedo que tienen a la gente: esencialmente, se juntan a rezar un rosario en rogativa para que el señor nos libre de esta casta tan ladrona; y muchos de ellos no lo saben, y muchos de ellos niegan el catolicismo, porque el sistema de domesticación en que han convertido la enseñanza les incita al odio y no a la verdad: pero lo real es que convocan a un rezo multitudinario para que el señor nos redima de nuestros pecados y nos ponga a salvo de esta catástrofe mediante su influencia en los malos.

Y claro que hay que apoyarlos, y denostar a quien esté en contra: las calles, y las plazas son nuestras, de la gente, para hacer procesiones, rogativas y lo que les dé la gana: y si estando en los mandos del enorme aparato del estado les da miedo que una multitud pequeñita pida piadosamente que ardan en el más horrible de los infiernos, es un problema que tienen ellos, no la gente: España es de los españoles, no de esta hez política vendida a la plutocracia financiera.

Temen al poder del rezo comunal, del deseo común expresado en silencio orante, temen el saberse la encarnación del mal, temen a la voz del pueblo: temen la voz de Dios.

Que teman: porque el pueblo los condena al infierno, que lo sepan. Que teman, que el pueblo está invocando al altísimo para que nos libre de ellos, y es vox populi: es vox Dei, y para ellos, es el horror.

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