martes, 9 de abril de 2013

Las polillas acuden a la luz que más brilla

 

El control sobre la víctima elegida es muy importante: le llaman amor; cuando percibió que el hombre al cual había adjudicado un papel en su vida no se ceñía a él, y no actuaba conforme a sus deseos, nunca expresados pero siempre reprochados, mata a los dos hijos para darle una lección: la culpa es suya, no hizo lo que debía hacer; debía hacer lo que ella estaba considerando que debía hacer, aunque forzara toda la situación a que fuera imposible que él hiciera lo que ella consideraba que debía hacer: la paradoja, el doble vínculo, la añagaza mental, la soberbia: dos niños muertos porque ella debía controlar al marido hasta en el divorcio: no te casas para toda la vida, sí te divorcias para toda la vida.

No la juzgarán por feminismo; y ya he leído disculpas del tipo “lo que tuvo que aguantar la mujer para hacer lo que hizo” pero si había echado al marido de casa ¿Qué coño tuvo que aguantar? Mató a sus hijos por mujer, feminista, mala persona, controladora. En su fuero interno piensa “aprende la lección, aquí mando yo” Más piadoso en el reflejo de esta situación es Hitchcock en psicosis: más aberrante es la realidad, cuando a esta animalada hay gente capaz de justificarla para poder justificar sus miserables vidas, su pobreza moral, su indigencia mental, su nula cualidad humana.

El control es el asunto. El control es la expresión del miedo, de la inseguridad, de la inmadurez y de su necesidad soberbia: el control es el error que nos ha traído a esta situación, a todo este enorme constructo de mentiras, embuste, falacia y engaño; y pretenden que lo continuemos adelante en su perfidia para justificar sus propias vidas aquellos que se benefician del sistema.

En esencia el control es la manifestación del ansia de poder controlarlo todo, de creerse la capacidad de dominar el mundo, preadolescente: no maduran jamás y creen siempre en su capacidad de organización de la realidad a cualquier nivel. El sistema de enseñanza se ha trasmutado a un sistema de domesticación para preservar y magnificar ese error, no para corregirlo y dar a las personas mejores herramientas para su crecimiento personal: se fundamenta en la magnificación de los defectos y su justificación, no en su corrección; se fundamenta en la sumisión a lo establecido, no en el desarrollo de la inteligencia.

Sabemos cuál es la perfección, que por supuesto siempre es científica: así la trama de carreteras, tranvías, trenes y demás desmanes que han destrozado en los últimos treinta años porque obedecen a una planificación científica, no de la realidad sino de cómo va a ser el futuro; porque va a ser así porque las cosas serán así, y encaminan a ese futuro: siempre adivinan el futuro perfecto, jamás se cansan de equivocarse, la culpa la tienen los demás. Y por supuesto cuando la realidad no se encaja con lo trazado la realidad está equivocada: el tráfico en carreteras desmiente toda planificación, el aburrimiento en carreteras causa el mayor de los daños, pero la culpa es vuestra, porque las cosas no se hacen, y se saben hacer: hay que hacerlas conforme te dictan y sólo así, porque como descubráis una manera mejor de hacer las cosas me sentiré insegura y así no es plan, que las cosas se queden quietas que mi miedo es lo importante: ahí la trama de carreteras, el error de planificación, de construcción, de trama, de urdimbre, de confección y de ejecución: lo único que ha salido debidamente es la trama fiduciaria. Ni las carreteras sirven, ni son fáciles de mantener, ni están bien trazadas, ni realmente se encajan en una necesidad, sino que cubren una necesidad inventada para poder haber hecho la trama de carreteras.

Pero es que la planificación es científica e importante: así resulta que en Valencia donde el tranvía se dejó de utilizar y murió de su propia muerte había que “repensar” y “poner en valor” un nuevo sistema de tranvías carísimo por todas partes, ineficaz por todas ellas, una mina para haraganes y vividores, y nada más, mucho movimiento de dinero para justificar desmanes; pero había que “modernizar” “repensando” para “poner en valor” y todo lo hacemos para “progrecesar” de manera que pensaban España como Moscú en el siglo XVIII; de manera que la realidad es un constructo falaz, más propio de una secta perversa que de una realidad asumida.

Todo ha de obedecer a una planificación, a un sistema que permita el control: ¡cómo vamos a permitir que la gente viva en casas de pueblo! Lo moderno son pisos, fácilmente controlables, que no tenemos bastante con el control de impuestos inventados para hacer pagar a la gente el hecho de estar vivos ¡impunemente! la gente tuvo la prohibición de tener gallinas en casa con F. González: si no os acordáis no es sino por ser presos de la propaganda; no pasa nada, tampoco los de CCOO se acuerdan de que pegaban fuego a panaderías por abrir en domingo, que eso iba contra los intereses de la clase obrera; tampoco la izquierda recuerda el OTAN NO y cómo González nos metió de lleno, ni recuerdan como Solana siendo el jefe de la OTAN mandó personalmente el disparo de un misil desaconsejado por los militares, que arrasó una escuela llena de niños: ahí invento la expresión “daños colaterales” del mismo modo que olvidaron la vehemencia del no a la guerra cuando la Chacón ordenó arrojar bombas de racimo sobre Libia; aquí lo de la memoria selectiva va muy justificado por la psicología, herramienta de control social disfrazada de buenismo. Pero la vida de la gente se degrada, por días lo vemos, por cuarenta años ha sido ejecutado: y me causa demasiado cachondeo ver como la izquierda ahora saca a unas elementas preparadas desde el aparato para intentar liderar unos movimientos que de tan buenistas, acaban matando a los defendidos, como si fueran una generación nueva, de “jóvenes” que ya no cumplirán treinta años; como si fuera una novedad plantear una solución a un problema suscitado por una realidad imaginada sustentada en una ficción elaborada en el XVIII.

Ni las mujeres son o han sido oprimidas, ni España tuvo colonias. Tampoco existe la clase obrera: nadie quiere ser obrero, y si no le toca otra, trabaja a sueldo, hasta que puede vivir de su propio sistema vital organizado por sí mismo, y nadie quiere dejar a su hijo en herencia el título de “clase obrera” como si fuera un marquesado; la gente quiere a sus hijos y quiere que vivan mejor que han vivido ellos, no encajarlos en una clase que los condiciona para siempre: eso sólo la nobleza…..del siglo XVII.

Lo que sí interesa es que los obreros existan, y sean tal cual hoy quieren parecer algunos, para que los neofeudales de la hez política tengan un nicho de coristas para justificar su propia vida: eso interesa a la hez en la plutocracia, no a las personas; más que se empeñan en inventar pobres para poder ejercer la caridad y asombrarse de lo maravillosos que son, captamos, claramente la perfidia.

La salud es de las personas, la sanidad es cuestión pública: si mecanizamos eso despersonalizamos a las personas, degradamos el prestigio de la medicina, de los médicos, más manipulable el sistema; si la abogacía sólo es el control social de los mecanismos del poder, llamaremos justicia a lo que en cada momento interese vender como gran cosa, degradamos la judicatura, la abogacía, y hasta los ladrones de gallinas son degradados, por el “bien común” que resulta siempre coincidir con los intereses de la plutocracia fiduciaria; si la agricultura y la ganadería han de ser socialmente controladas, produciremos hamburguesas socialmente correctas, pero a olvidarse de inventar las longanizas y las morcillas, el jabugo y el pan, el aceite nutricio y el vino necesario; si es el estado el que defina las formas de relación sexual, se acabó que las niñas sean princesas y los hombres quieran a sus mujeres, se acabó el querer a tus hijos, se acabó la concepción de efímera vida pero transcendente por la percepción de ser una tuerca de una maquinaria, un engranaje, una mierda.

Viajan, y ven el casco antigüo de todas partes y llenan las redes sociales de fotos de paisajes y cascos antigüos a la vez que destrozan los cascos antigüos de toda España, todos los parajes naturales, en el nombre de la protección: destrocémoslo todo para poder luego aludir la nostalgia, será la excusa de esta hez plutocrática de haraganes sobrevenidos para echar la culpa a otros.

Esto no es de hoy: este horror que padecemos se tramó cuando Franco despreció el enorme trabajo y honestidad de la Falange y se trabó en los brazos del Opus Dei que envió a sus cachorros a estudiar fuera para preparar la transición: González, Guerra, Solana/s, Solchaga, Boyer, Rubio….becados por el franquismo para su perpetuación hasta hoy: atado, y bien atado. Para Sabine es el objetivo del plan Marshall ésta situación: no es antagónico; pero en cualquier caso, la realidad es vomitiva, se mire por donde se mire.

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