jueves, 14 de junio de 2012

La larga vuelta a casa

En el lago Constanza hay una cruz de piedra que señala el camino a Santiago; en el siglo XI ya cruzaban el continente para ir a la tumba del apóstol. La literatura del XVII atestigüa que las mujeres más atractivas de Europa eran las ucranianas: toda la nobleza viajaba a ucrania a buscar esposa. La memez modernizadora hace creer a los infraseres que lo más moderno es ser europeo, lo cual significa ser simplemente un objeto de uso y disfrute en manos de una plutocracia siniestra y fiduciaria: Lo que llaman “Europa” que no es sino una asociación de estafa a las personas con mucho artificio financiero y mucho robo, mucha pompa y circunstancia y mucho odio a lo que es realmente la unidad del continente: el catolicismo que hace que haya matrimonios mixtos interpaises en todo momento.

La memez del tratado de Roma hasta hoy sólo da una medida: la unidad de Europa es de las personas, lo de unificar monedas sólo es otra artimaña de la codicia para robarnos; ahora nos han saqueado, hundido vendido y desahuciado y nunca tendrán bastante: esto no tiene buen final, y así lo vemos todos.

La siguiente fase es genuina y real: autosuficiencia, autarquía, y beneficiaremos comprar al vecino antes que a mercadona, al sastre antes que al corte inglés, compraremos productos del pueblo o de la comarca más inmediata antes que exotismos snobistas; economía de subsistencia y alegría mientras a medio día rezaremos el ángelus de Millet y en las noches escribiremos pintaremos y seremos sociales casa a casa, amigo a amigo, vecino a vecino: la estupidez magnificada de 1789 nos lleva de vuelta a la edad media mientras recomponemos el imperio romano que nos unifica, y se acabaron las tonterías.

1 comentario:

ZP Nunca Mais dijo...

Que Dios te oiga.