sábado, 29 de septiembre de 2007

Bajo el signo del mal

Larga es la distancia entre la realidad y los políticos. Aquellos establecen una realidad a su medida e intentan imponerla: tienen sus forofos y detractores, pero eso mismo es lo que buscan; que juguemos a su juego.

Un juego intrínsecamente perverso en el cual por degradación la sociedad ha caido. Por la peor degradación: la del lenguaje; y todos jugando. Nadie dice joder ni follar, y utilizan un agabachamiento ridículo; nadie miente, todos "faltan a la verdad" y creen que es más civilizado y más presentable ser así: pero esto no es un baile de sociedad, esto es la vida, y se jode, se ama, se vive y se muere, no se "falta a la vida".

Ahora asistimos al espectaculo de Birmania: con el mismo arrobo que se les llena la voz diciendo la palabra monjes para referirse a los pobres budistas Birmanos, con el mismo empaque y la misma cara, pero engolando de otro modo, insultan a la gente con lo que para ellos es lo peor: una manifestación promovida por "los obispos". Luego dicen que son ateos, o que es cuestión laica: no. Es el odio lo que les mueve, no la falta de fe; no es que no crean en Dios, es que creen que Dios son ellos.

Ya hace más de un año que un blogger del cual me hice eco, dió el guión: en políticamente correcto (correto) la "hoja de ruta". El pp pierde las próximas elecciones. Gay Ardón está en las cortes como diputado; sale de presidente nacional y es el próximo presidente del gobierno. Le creí entonces y ahora la realidad lo certifica: todo demuestra de la forma que querais que el pp quiere perder las elecciones. Y os tratan como a borregos, con la cantinela del voto util y azuzando el odio contra zp. Personaje que si yo fuera creyente me incitaria a la piedad como persona, y al miedo como hombre: gente así hizo la Europa comunista y nazi.

Entra el otoño con suavidad: el invierno será rotundo. La gente ya está aburrida del espectáculo: no otorgan en su conciencia más valor a los políticos que a los que van a los concursos y esos programas de tv; y hacen bien; ahí se demuestra la sabiduría popular.

En el conocimiento humano está la clave, pero claro: nadie va a esforzarse, todos esperan que se lo den y así tenerlo; si no lo dan por recibido, y se ven ungidos de características que quisieran alcanzar: los unos se creen intelectuales, los otros no es que sean católicos, sino que los más humildes se otorgan a sí mismos el rango de Papa; merezco ser catedrático "porque yo lo valgo" y así se llenó la universidad; la aportación de la universidad española a nada se reduce a eso, nada aportado en ninguna parte.

Eso sí: la crítica ensalzada al punto del barriobajerismo. Se busca destrozar otras cosas, no elaborar propias; se busca derivar los problemas fuera, se busca una manera de que la realidad se conforme de acuerdo a la leyenda personal de mí mismo que yo establezco.

El mundo occidental, la única civilización que ha habido sobre la tierra ha caido en las garras de la confusión: las medias palabras, las apariencias, la hipocresía son el modo normal de vida hoy dia : quien no sea así dese por muerto en este mundo; nada apunta a la claridad, en ningun aspecto, y ni siquiera en las esferas íntimas la gente lo es respecto a sí misma; la confusión manda; el mal, impera.

3 comentarios:

Embajador dijo...

No tengo tiempo nada más que para decir: ¡te has lucido!. La mejor entrada que has publicado. Espero volver para decir algo más.

Solo una cosa...¿Sabes lo que más me jode, con mucho, de la España actual?: La cursilería generalizada. No puedo con ella. Me ataca los higados. De la misma forma que no se "falta a la verdad" (se miente) no se "interrumpe un embarazo" (se mata a un niño).

Ignacio dijo...

Gracias.

pcbcarp dijo...

No estamos muy animados hoy, ¿eh? Precisamente ayer hablaba con un amigo sobre la situación del mundo en general y España en particular y llegábamos una vez más a la conclusión de que no hay nada que hacer, que la civilización occidental se extingue sola, como si hubiera cumplido su ciclo y está en vertiginosa decadencia.

Lo único que nos queda es intentar desfacer algún pequeño entuerto en nuestras cercanías mientras somos conscientes y nos preguntamos para qué coño sirve eso.