lunes, 1 de septiembre de 2014

Honra y prez

¿Cuando llegaré?
¿Cuando llegaré, a Santiago?
Hoy volverá a la cueva: nunca llegará a Santiago, queda en la cueva a nuestro cuidado, y atención: El camino de Santiago acaba en Buñol.
Exactamente cuando el enviado del padre en su busca encuentra al crío durmiendo en la cueva: San Luis Bertrán no llegó a Santiago, escapado de su casa en su infancia. De algún sitio me venía mi vis huidiza.
En Breaking bad el protagonista elabora una trama para la supervivencia de su familia al ser consciente de la proximidad de su muerte, que acaba con todo lo que él pretendía conseguir; la presciencia de la propia muerte suele conllevar grandes epifanías, grandes evidencias, muestra el calado del ser, y cuando hay tal presciencia se es consciente de cual es el tamaño y dimensión de la ballena: una vez parte el Pequod, jamás parará; San Luis supo la fecha exacta: san Juan de Ribera, el amigo de Garcilaso, fue el que lo acogió para el fin, en la fecha exacta que había anticipado: ante notario, por si acaso cabían dudas, y no fue suicidio.
Tiempos de reciedumbre y grandeza, en los que pululaban por ahí una buena cuadrilla: Santa Teresa, San Ignacio, Fray Luis de Granada…gente de bien, que de cada paso la huella perdura, haciendo sobre la impronta de la huella el fundamento basal de España.
Con Fray Bartolomé de Las Casas era de la partida que ponía en firmeza a los conquistadores que, mediante la fuerza, abusaban del poder sobre los indígenas; la copa y la serpiente de ahí le vienen; y desde luego, abominaba de la codicia, de la avaricia, de la impudicia del poder político.
¿Qué pensáis que es toda la hacienda del mundo sino un poco de estiércol y basura?
Y supongo que de él también me viene la afición a la lectura.
En Buñol, hoy la lectura es una afición desaparecida, y son clandestinos los pocos lectores que hay: la directiva constante, soberbia y persistente del poder político hacia un tipo de lecturas, no por su interés sino para evitar que se caiga en otras lecturas fomentando esas (beneficio inmediato) ha acabado con la lectura, con la ortografía y con la gramática: se fomenta el analfabetismo desde la altura moral que la soberbia otorga a los incultos: de todo saben más, de nada han estudiado, pontifican sobre lo que desconocen. Pero en la avaricia han sustentado una trama de codicias para el enriquecimiento de fortunas sin escrúpulos en la cual en su propia entropía de inmundicia se han envilecido por el afán del dinero: intentando destruir la trama viaria y edificada de Buñol, ponen a la vista su belleza; y la horripilancia de su “alternativa” que justifican en la “modernidad” que sólo es una estabulación en pisos soviéticos de molde y vulgaridad, sin personalidad,
en impúdico reto de ciencia sin raíces
han sepultado la luz por cadenas y ruidos, y aun pretenden ser los protagonistas de la vida de García Lorca, sin haberse molestado en leerlo ni mucho menos en comprender que esa obra niega todo afán del poeta: más les vale la imagen idolatrada, lejos de la persona, que él y su obra, y en semejante magma de confusión, siguen sublimando en su soberbia un afán sectario en el que a nadie engañan más que a sí mismos, porque ya todo quedó a la vista, y toda artimaña es rápidamente desmontada, toda trama fallida, toda excusa invalidada: se fomenta y jalea la pederastia, todo vicio es aclamado, toda aberración sublimada; ahora recogerán el botín y se excusarán de cualquier modo para desaparecer, como la banda de facinerosos que son. Intentan ahora negar el agua a la gente en la excusa de su carencia: el manantial de San Luis, junto a la cueva donde durmió el niño, ni crece ni mengua, pero haber sido falaces en el trato de sus sistema de distribución genera no pocos problemas: de fácil solución, por eso se magnifican para intentar aparecer como superhéroes en calzoncillos al dejar de romper lo que andan rompiendo, pero todo se les ha ido de las manos, como su propia vida, enrolados en la justificación de su adolescente e impúdica leyenda personal.
Y bueno, Buñol, como España, anda en tesituras letales:
Se promueve la ignorancia para acobardar y dominar al pueblo.
Fomentando la división y la discordia social para atomizar a los individuos mediante la desconfianza recíproca.
Y se  empobrece y somete al pueblo con cargas económicas de larga duración.
Tal cual Alfonso X el Sabio había definido en Las Partidas: la definición de Tirano. Seguimos modernizando, inventando la realidad a cada día, sin molestarse en saber que todo lo ha sucedido vuelve a suceder y pocas novedades hay y nada de lo hecho ha sido ni siquiera novedoso. Sigue la hez política en su cinismo e hipocresía empobreciendo Buñol, saqueando España; lo cual ya sucedió: como San Ignacio y Francisco de Borja, Santa Teresa y Quevedo, San Luis aberraba de la hez política
Todos los que rigen y gobiernan están a dos dedos de dar en el abismo del infierno
Hoy vuelve San Luis a la ermita, y en Buñol empieza el invierno, que va a ser duro, y más que albergar monstruos nos deja sumidos en la monstruosidad, en la impudicia y la aberración, en el cinismo y la hipocresía como forma de gobierno y la génesis constante de problemas para justificar existencias ignominiosas; empieza el invierno que va a ser duro, y revelador; empieza el invierno, que traerá certezas de infamias y evidencias de envilecimiento; puestos en descubierto los sectarios ladrones, el desamparo de la gente será intentado aprovechar por vendedores de nuevas marcas de crecepelo; mientras no se vuelva a la humildad y al trabajo como norma, al vino como alegría y no como magnificación de la amargura, y a la propia vida como sentido único sin alardes ni sublimaciones, bien no irá nada, porque estos neoprofetas de la modernidad ya aburren, y España necesita volver a su ser, Buñol necesita de su condición humilde para poder recuperar su grandeza.
España necesita de su condición humilde.
Que no se preocupe San Luis por no llegar, que a Santiago ya vamos dejando claro de donde venimos los que de Buñol vamos, y volvemos a presentarle credenciales y pasarle el parte; que quede en la ermita, que guarde Buñol, que falta nos viene haciendo.
San Luis, honra y prez.



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