miércoles, 16 de abril de 2014

Empedernido corazón

cancioncillas que tienen por principal objeto traer a la memoria del pueblo, especialmente en los días del Jueves y Viernes Santos, algunos pasajes de la pasión y muerte de Jesucristo ….. coplas disparadas a modo de flechazos contra el empedernido corazón de los fieles
D. Antonio Machado, Demófilo, define así la Saeta.
Se aflamencan en los reinos de Andalucía a fines del XIX abundando las saetas carceleras: comprensible. Soleares, Bulerías, Seguidillas, comprenden la naturaleza vertebral del cante del trabajo y los hombres; tierra, sudor y trabajo, animales y labor, devoción y pasión: tienden a cercar al cante a su derivación del cante de la baja Andalucía; el cante es de España toda, como el flamenco; la evolución en la baja Andalucía tiene otras claves. La Saeta es una seguidilla devocional de expresión de fervor y emociones contenidas, las nunca expresadas en rezos y cuitas, introspecciones, promesas, devociones, agradecimientos y aflicciones: salen disparadas en palabras que jamás explícitamente dan la medida del fervor, claves tan arraigadas y sentidas que todos las intuimos, y que las más de las veces no las comprende ni quien las canta de la hondura que destilan.
Hay demasiado fomento del error del horror de la industrialización en la comprensión y difusión del llamado catolicismo actual. La fe y la religiosidad son íntimas, de alcoba cerrada y soledad, apenas pregonada, nada ostentosa, muy sentida fe: del más alto lumbrera al menos instruido gañán todos comparten el mismo sentimiento hacia la fe, la misma fe, y la misma actitud hacia ella, sea presente, o no.
Y en este mundo industrializado de superhéroes, clama al cielo la infamia de dar a elegir como a subnormales ¿queréis ser como Judas? una vez vista la película pregunta que quien quiere ser el malo. Y todos jaleando esa estupidez.
En la antigüa religión de España, el catolicismo, en pasando una cosecha y las fiestas del pueblo ya sabías que eras Judas, que eras de la algarada que pidió soltar a Barrabás y no a Cristo, que jaleó a Cristo a su entrada y jaleó su crucifixión, humillación y desprecio; que como te descuides eres parte del populacho que apedrea a Cristo, que ahí defender defendió la Verónica, Nicodemo y nadie más, y como mucho: su madre y la Magdalena estaban calladas, sin jalear el tumulto, pero tampoco protestando.
Y de ahí la humildad de los antigüos católicos españoles, sabios de que la constante alerta es lo que te impide formar parte de la chusma que mata a Cristo, que se embrutece y destroza. LLegada esa conclusión estabas maduro, silente, y compartías el vino con el vecino, porque ahora todos se creen superhéroes capaces de salvar a Cristo y de no ser Judas, se creen capaces de salvar a Dios, se creen más que Dios, y desde la clerecía se jalea eso: si son capaces de salvar a Dios, son más que Dios, ergo, son Dios: pero no existe ya el pecado en orígen, ni la soberbia. Todo es guay.
A Cristo, lo crucificamos nosotros cada día, al menos media docena de veces. Yo, en persona, mí mismo, nada de echar la culpa a otros. No fueron los judíos, ni los romanos: He sido yo.
Y sólo desde esa certeza se puede elaborar un rango teológico personal que para nada valga, para todo valga, a ti te valga. Lo demás lo dará el trabajo, estudio, y tiempo.
Los relojes llevan saetas, se llaman así por su forma de lanza; había una marca que era “Longines” por Longinos, el romano que asaeteó a Cristo en la cruz, por si no le dolía bastante: la saeta duele al oírla y debe de doler al cantarla, porque la lanzan como una saeta sabiendo que va a dolerle, porque te duele a tí, y te duele  echarle ese dolor a la espalda del pobre hombre, que bastante desgracia tiene con la fauna en la que nos hemos convertido.
La seguidilla da la saeta, y el canon y nivel, la medida y lo más alto lo ha establecido éste año Diana Navarro: es mucho, esta mujer, esta saeta:



Establecido el magisterio, quede a la historia.

5 comentarios:

Isa Garmendia dijo...

Gozoso escrito y además con regalo: Diana Navarro deja bien claro lo dicho. Justo es llamar empedernido corazón a la saeta, pues no imagino que bastara con usar bien un pedernal para diferenciarse de un primate, sólo se trasciende en estado gracia y es un acto de gran humidad pues la soberbia espanta toda inteligencia.

ZP Nunca Mais dijo...

Cuánta razón tienes, cuánto dolor produce la saeta, cuánto sentimiento, no hay nada comparable.
Me lo llevo al blog.
Gracias

Ignacio dijo...

Cógelo sin problema hombre, faltaría más.

rs222 dijo...

Excelente entrada!

Ignacio dijo...

Muchas gracias.